La gran amenaza es el famoso Big One, un gran terremoto que podría causar una catástrofe de magnitudes nunca vistas en América del Norte. La “culpable” de este posible movimiento sísmico es la falla de San Andrés.
Con una extensión de aproximadamente 1.300 km, la falla de San Andrés atraviesa California, Estados Unidos, y Baja California, México, para marcar el límite entre la placa norteamericana y la placa del Pacífico.
Es famosa por producir grandes terremotos y está compuesta por numerosos segmentos. Atraviesa grandes ciudades como San Francisco, Daly City, Palo Alto, Palm Springs, Hollister, Palmdale, Desert Hot Springs, en California; y Mexicali en Baja California.
Los expertos aseguran que el Big One, el gran terremoto, va a ocurrir. Sin embargo, ignoran cuándo y por eso quieren que haya un sistema de alertas tempranas para, al menos, prevenirlo.

La falla de San Andrés: el peligro latente que amenaza a California
El deslizamiento lateral medido en el sector central de la falla de San Andrés es de unos 25 milímetros por año, mientras que, en otros lugares, más alejados de la misma, llega a los 30, lo que podría indicar una acumulación de deformación elástica en esta zona.
Los expertos consideran que la península de Baja California se formó por la actividad de esta falla. Agregan que este mismo proceso está moviendo a la ciudad de Los Ángeles en dirección hacia la bahía de San Francisco, acercándolas a una velocidad de unos 4,6 centímetros al año.

Este movimiento es tan lento que no puede ser percibido a escala humana, pero ha ocasionado daños a obras de ingeniería como acueductos, carreteras y ranchos.
En una nota especializada sobre el tema, el sitio El Tiempo reafirma que “aunque a simple vista puede parecer una gran grieta en el suelo, la falla transformante continental podría desencadenar un gran terremoto, según asegura National Geographic.

De hecho, algunos estudios geológicos sugieren que el sur de la falla de San Andrés, que no ha tenido un terremoto desde 1857, podría estar acumulando la tensión que podría provocar un gran sismo en el futuro”.
Este sistema de fallas transformantes, donde las placas se desplazan horizontalmente en dirección opuesta, es responsable de algunos de los terremotos más devastadores en la historia de América del Norte, como el que asoló a San Francisco, en 1906.

Como sería el terremoto Big One
Como el sistema incluye múltiples segmentos, cada uno ha tenido un comportamiento sísmico diferente. Mientras que las secciones norte y central registraron grandes terremotos, como el de San Francisco, la zona sur no ha liberado energía significativa en más de 300 años. Esta acumulación de tensión preocupa a los científicos, quienes anticipan un sismo de gran magnitud en la región.
El Big One es un hipotético terremoto de magnitud 7.8 o superior que podría generarse en la sección sur de la falla de San Andrés. Según modelos sismológicos, afectaría directamente a Los Ángeles, provocando alrededor de 2.000 muertes, 50.000 heridos y daños materiales superiores a US$ 200.000 millones.
El Big One también interrumpirá el suministro de agua, electricidad y transporte. Puentes, carreteras y acueductos ya muestran grietas por el desplazamiento gradual de las placas, lo que pone en evidencia la vulnerabilidad de la infraestructura.

En el Instituto de Tecnología de California (Caltech) subrayan la urgencia de implementar un sistema de alerta temprana que permitiría detener trenes, cerrar puentes y alertar a hospitales segundos antes de que las ondas sísmicas lleguen a zonas pobladas.
Aunque los servicios de emergencia estadounidenses están entrenados para responder, la falta de preparación ciudadana y empresarial es un desafío, dado el largo período sin terremotos devastadores en la región.
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