Sin duda, los alimentos exclusivos, como el caviar, algunos tipos de queso y hasta de papas, son poco consumidos debido a sus altos precios. Pero también hay otros, menos costosos, que tienen pocos entusiastas.
En el otro extremo, están los alimentos más populares, como el arroz, el pan y el pollo. En la Argentina, hasta hace algunos años, la carne vacuna figuraba entre los infaltables de la dieta.
Ahora bien, los alimentos más populares no siempre son los más saludables. Tal como ocurre con las hamburguesas o la pizza, disponibles en casi todo el mundo.
Aquí destacamos algunos de los alimentos menos consumidos del mundo, no por sus precios sino, más que nada, por su rareza.
Cuál es el alimento menos consumido en el mundo
El sitio Castelloalmes informa que la espirulina, considerada como “un superalimento repleto de proteínas, vitaminas y minerales que se obtiene de algas” es uno de los menos consumidos.
Conocida por mejorar la energía y fortalecer el sistema inmunológico, “es un alga unicelular azul verdosa famosa por ser una fuente importante de proteínas, vitaminas y minerales, y por su efecto saciante”, detalla el sitio.
En general, la espirulina se utiliza desecada, en polvo o en forma de tabletas, aunque también se puede obtener en fresco. Es utilizada como complemento dietético y nutricional, especialmente por parte de deportistas y de personas interesadas en perder peso.

Otro alimento poco conocido es la maca, una raíz originaria de los Andes que presenta altos niveles de nutrientes como vitaminas B, C y E, y de minerales esenciales como calcio y zinc. Su consumo se asocia con mejoras en el vigor físico y mental.
Conocida como el “ginseng peruano” crece por encima de los 4.000 m y su cultivo tiene más de 2.000 años de antigüedad. De forma pequeña y achatada, su raíz tuberculosa se parece a un rábano y su color es amarillo, morado o amarillo con bandas moradas.
El sitio informa que “la maca es muy energética, pues su componente principal son los hidratos de carbono. Destaca su contenido en potasio, calcio, sodio y hierro. Y, entre las vitaminas, resaltan las del grupo B y la vitamina C. Su aporte de ácidos grasos esenciales, alcaloides y esteroles le otorgan magníficas propiedades, entre ellas antioxidantes y cardioprotectores”.

Por cuestiones culturales, en muchos países, los insectos comestibles no forman parte de la dieta habitual. Sin embargo, en México es común comer chapulines (una suerte de grillo); en la región del Amazonas, termitas; en Tailandia, gusanos de bambú; y en China, gusanos de seda y grillos.
En la Argentina, investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), estudian la posibilidad de producir y sumar a la dieta de los argentinos grillos de la especie Gryllus assimilis.
Según una encuesta realizada por los investigadores, un 20,2% de los argentinos estaría dispuesto incluir insectos en su dieta. El porcentaje de aceptación sube al 60% si la opción es incluirlos en forma procesada, por ejemplo, como una harina.

Los insectos son una excelente fuente de proteína. Los grillos domésticos, por ejemplo, tienen 68,7 gramos cada 100 gramos de peso seco, frente a 27,4 gramos de la carne picada de vaca. En general contienen ocho de los aminoácidos, aunque la presencia de triptófano y cisteína es limitada.
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