Durante el embarazo y, luego, durante la lactancia, las mujeres son más vulnerables desde el punto de vista de la nutrición. Antes de la gestación, deben seguir una dieta nutritiva y saludable que permita acumular reservas suficientes para el período posterior.
En el embarazo “aumentan los requerimientos de calorías y nutrientes, y es fundamental satisfacerlos para proteger la salud de la madre y del bebé”, explica un documento de Unicef.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia advierte que “en muchos países, las dietas de las mujeres son escasas en fruta, verdura, lácteos, pescado y carne”. Esto puede causar complicaciones en la salud de la madre y también del bebé.
Un grupo de investigadores asegura que las embarazadas que enfrenten inseguridad alimentaria tienen hasta cuatro veces más riesgo de tener problemas de salud mental y de sufrir complicaciones.

Los peligros de una mala alimentación durante el embarazo
La inseguridad alimentaria representa un verdadero desafío para embarazadas en todo el mundo. Un artículo de la revista Ser Padres explica que “esta condición, definida como la dificultad para acceder a alimentos asequibles y nutritivos, tiene implicaciones devastadoras tanto para la salud de las futuras madres y sus bebés”.
Un grupo de investigadores de las universidades de Newcastle, Teesside y King’s College London destaca que las medidas actuales, como el uso de bancos de alimentos, son insuficientes para abordar las causas profundas de la inseguridad alimentaria. Además, insisten en que se necesita un mayor apoyo financiero y político para garantizar que las mujeres embarazadas y sus bebés estén protegidos.
Los expertos de la Universidad de Newcastle aseguran que “el aumento en los precios de frutas y verduras ha forzado a muchas familias a depender de productos ultra procesados, con alto contenido calórico pero poco valor nutricional, lo que complica poder llevar una dieta saludable”.
Aseguran que “aunque esperábamos ver algunos riesgos para la salud durante el embarazo, el alcance de los que encontramos fue bastante impactante, especialmente en lo que respecta a la salud mental, la obesidad y la diabetes gestacional.”

En síntesis, las mujeres embarazadas en situación de inseguridad alimentaria corren mayor riesgo de problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y estrés. También es más probable que padezcan de obesidad de y diabetes tipo 2, así como problemas dentales.
En este sentido, desde hace unos años, Unicef promueve la alimentación saludable, la suplementación con micronutrientes (hierro, ácido fólico o micronutrientes múltiples y calcio), la profilaxis antiparasitaria, el control del aumento de peso, el ejercicio físico y el descanso para las embarazadas.
Durante el período de lactancia, el organismo también recomienda la suplementación con micronutrientes (hierro y ácido fólico, por ejemplo), la profilaxis antiparasitaria, el ejercicio físico y el descanso.
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