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      “Gregorio imaginario”: quién no deseó volar alguna vez

      • La coreógrafa Ana Armas dirige esta obra destinada de danza aérea, en principio, a un público infantil, pero que cualquier adulto bien puede disfrutar.
      • Nuevas presentaciones en vacaciones de invierno.

      "Gregorio imaginario": quién no deseó volar alguna vezObra "Gregorio imaginario". Foto: Fiama Rapacioli Gagliardi. Intérpretes: Amanda Berrueco y Gastón Santos.

      ¿Quién puede decir que no experimentó alguna vez el anhelo de volar? No en un globo aerostático ni en un avión, no: solo el hecho fenomenal de alejarse del suelo. Es quizás este anhelo insatisfecho el que nos hace irar a los acróbatas de circo en todas sus modalidades.

      Ahora bien, dar a esa habilidad circense una dimensión poética, hacer de esa destreza un elemento más, entre otros, que ayude a contar una historia, en fin, todo esto es lo que ocurre en Gregorio imaginario, una obra de la coreógrafa Ana Armas, dirigida en principio al público infantil, pero que cualquier espectador de cualquier edad puede sin dudas disfrutar. La propuesta pertenece al género llamado “danza aérea” y cuenta con dos intérpretes fantásticos: Amanda Berrueco y Gastón Santos.

      Ana Armas nació en Rosario, comenzó a estudiar ballet cuando era muy pequeña en la Escuela Municipal de Danza y, a sus 16 años, se instaló en Buenos Aires e ingresó al Taller de Danza Contemporánea del Teatro San Martín, una escuela de perfeccionamiento de un nivel muy elevado. Al egresar del Taller continuó su formación en forma independiente y en 2001 entró a la compañía de danza aérea de Brenda Angiel, un conjunto que viene de cumplir 35 años de vida.

      La coreógrafa Ana Armas. Foto: Ariel GrinbergLa coreógrafa Ana Armas. Foto: Ariel Grinberg

      –¿Tenías ya un entrenamiento en esa técnica cuando ingresaste a la Compañía Aérea?

      –Brenda Angiel buscaba siempre intérpretes que tuvieran una base sólida de danza, y fue recién allí, en sus obras, que sumé los recursos de la técnica que hasta entonces no tenía; básicamente, el uso de arneses. Al poco tiempo estaba dando clases en su escuela y mientras enseñaba también iba aprendiendo. Después fui interesándome más por la composición de danza contemporánea y vi que tenía que seguir mi propio camino. En 2011 armé mi compañía, Abismo Danza, a la que asocié también una escuela, que es finalmente también un lugar de investigación con el propósito de crear nuevas dimensiones aéreas.

      –¿Qué tipo de personas son atraídas por la práctica de la danza aérea?

      –El aire es un lugar incierto y aunque todo el tiempo, en la vida cotidiana, estamos ajustando nuestro equilibrio, allí arriba es mucho más. Todo esto resulta muy atractivo y muy lúdico para personas de todas las edades.

      –Pero nunca dejás de lado la danza.

      –Al contrario. La gente que llega atraída por la experiencia con los arneses, o incluso para ver si logran superar problemas de vértigo, termina acercándose a la danza contemporánea. En el aire estás jugando todo el tiempo y podés hacerlo fácilmente y bastante pronto. La danza contemporánea es otra cosa, tiene otros tiempos, y para mí es fundamental que pueda llegarse allí; siempre forma parte de mis clases.

      "El aire es un lugar incierto", asegura Armas. Foto: Fiama Rapacioli Gagliardi"El aire es un lugar incierto", asegura Armas. Foto: Fiama Rapacioli Gagliardi

      –¿Cuándo te iniciaste como coreógrafa?

      –Había hecho varios trabajos en colaboración pero recién en 2017 creé mi primera obra enteramente como autora. Se llamó Rastros y después de dos años de hacerla en el Centro Rojas quise crear algo para las infancias.

      –¿Hay pocas compañías de danza aérea en Argentina, además de la de Brenda Angiel y la tuya?

      –Hay grupos, al menos en Buenos Aires, que usan la técnica de los arneses, pero que no vienen de la danza; se dedican sobre todo al circo o al teatro físico y varios son ex integrantes de De la Guarda.

      –¿Cómo surge Gregorio imaginario?

      –Siempre me gustó trabajar con niñas y niños, y además en aquel momento estaba viviendo mi primera maternidad, que me vinculó mucho más a ese mundo. Pero también me interesaba atraer a nuevos públicos hacia la danza, un campo en el que no hay casi nada pensado para gente pequeña. Durante las funciones de Gregorio... suele suceder algo muy hermoso: quizás los nenes entran excitados a la sala y a los pocos instantes de comenzada la obra, se calman y miran atentos.

      Amanda Berrueco en la obra "Gregorio imaginario". Foto: Fiama Rapacioli GagliardiAmanda Berrueco en la obra "Gregorio imaginario". Foto: Fiama Rapacioli Gagliardi

      –Lo contrario de lo que se ve en muchas de las obras de teatro del género “vacaciones de invierno”, en las que los actores se gritan entre ellos y le gritan al público. ¿Sentiste algún temor de que sin ningún tipo de estridencia Gregorio... pudiera mantener el interés de los niños? ¿O simplemente hiciste lo que querías hacer y punto?

      –Hice lo que quería hacer, pero también tuve mis temores (se ríe). Hay un momento muy frágil en la obra, cuando el personaje de la nena se va a dormir, la escena se oscurece y empieza a hacerle preguntas a Gregorio; preguntas, digamos, “existenciales”. Es un momento extenso y lento mientras la situación se va armando. Me encanta pero no sabía el efecto que tendría: ¿se pondrán a llorar, van a distraerse, llamarán a la mamá? Alguna vez puede ocurrir pero en general quedan atrapados o contestan ellos mismos las preguntas.

      –¿Cómo fuiste eligiendo las preguntas?

      –Hicimos muchos ejercicios de improvisación con los intérpretes; por ejemplo, a partir de la idea de “cosas que se te pasan mirando el cielo”. La primera pregunta que aparece en esa escena es precisamente cuántas estrellas hay en el cielo. Pero la respuesta ya no la recuerdo, porque la vamos cambiando de acuerdo a lo que los propios chicos contestan. A la pregunta de cuánto tiempo nos llevaría contarlas, en nuestro guion figuraba “toda la noche y un pedacito de la mañana”. Pero alguien dijo en una función “un segundo” y lo incorporamos.

      –Para volver al comienzo, ¿cómo se fue gestando Gregorio...? Porque curiosamente es una mezcla de varias cosas: personajes y situaciones identificables, un hilo narrativo muy claro pero también condimentos fantásticos.

      –Una de las primeras ideas era trabajar sobre cómo se relacionan los niños con los juegos y como construyen mundos imaginarios y van pasando de uno a otro sin problema.

      –Hay un tiempo verbal inexistente, pero que los niños de todas las épocas utilizan con el “¿dale que éramos...?”, y no es ni pasado ni presente ni futuro sino el tiempo más atemporal que pudiera pensarse.

      –Justamente, quería buscar algo de eso; me pongo a buscar y entre otras cosas aparece un libro que se llama Dale que…, un relato para la primera infancia en el que en cada página aparece un juego distinto y en todos ellos se recurre mucho a la imaginación. Los textos son muy breves pero dan cuenta de cómo se va transformando el mundo de los juegos infantiles que a veces cuentan con apenas uno o dos objetos. Y otro tema fue el de los amigos imaginarios. Cuando mi familia vio la obra me dijo “¡ah, es por el amigo imaginario que tenías!".

      La obra da cuenta del mundo infantil. Foto: Fiama Rapacioli GagliardiLa obra da cuenta del mundo infantil. Foto: Fiama Rapacioli Gagliardi

      –Y que no recordabas.

      –Para nada. Muchos espectadores adultos se acercan para decirnos que ellos también habían tenido amigos imaginarios.

      –¿Y luego, con estos puntos de partidas?

      –Empezamos con los intérpretes a improvisar sobre qué juegos recordaban de su infancia y cuáles de ellos se podían probar en el aire. Y respecto del amigo imaginario, qué pasa cuando ya no está más era uno de los disparadores. Todo este proceso llevó dos años de trabajo.

      –¿Existe alguna historia de la danza aérea?

      –En la década de 1960, algunos coreógrafos como Trisha Brown, por ejemplo, hicieron algunos intentos con arneses en edificios de Nueva York; pero no se llegó a constituir un lenguaje coreográfico. En los últimas décadas, sí; comenzaron a aparecer colaboraciones, en Europa sobre todo, entre acróbatas y coreógrafos.

      *Gregorio imaginario hará un ciclo de funciones durante las vacaciones de invierno en El Galpón F.A.C.E, Deán Funes 2142, en Parque Patricios.

      PC


      Sobre la firma

      Laura Falcoff
      Laura Falcoff

      Redactora de la sección Spot / Espectáculos [email protected]

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