Es probable que, al mirar un candado, nunca te hayas detenido a pensar en el pequeño agujerito que se encuentra en su base. A simple vista, parece ser un detalle sin mucha importancia, algo que podría ser simplemente estético o parte del diseño. Sin embargo, el descubrimiento de su verdadera función revela que el agujerito del candado tiene un propósito práctico mucho más relevante de lo que muchos piensan.
Este pequeño orificio, que se pasa por alto en la mayoría de los casos, es un componente clave en el diseño de un candado de calidad. Al comprender este truco de para qué sirve realmente el agujerito, se puede entender cómo pequeños detalles como estos pueden mejorarlo.
El agujerito que evita que tu candado se arruine
Uno de los principales usos del agujerito en el candado es permitir el drenaje de agua. Esto es fundamental, ya que muchos candados se usan en exteriores o en lugares donde están expuestos a condiciones climáticas variables. En estos casos, es muy común que la lluvia o la humedad se acumulen dentro del mecanismo, lo que, con el tiempo, podría oxidar las partes internas del candado y hacer que deje de funcionar correctamente.
Si el agua no pudiera salir, se produciría una acumulación que terminaría por corroer el interior del candado. Esto no solo afecta el funcionamiento del dispositivo, sino que también puede comprometer la seguridad, ya que un candado oxidado puede ser más fácil de romper o abrir sin la llave adecuada.
Este diseño tan sencillo, pero efectivo, hace que el agujero sea indispensable para prolongar la vida del candado. De hecho, es posible que un candado sin este orificio no resista el paso del tiempo de la misma manera, ya que la humedad interna podría dañar la cerradura de forma irreversible.

El verdadero propósito del agujerito del candado que casi nadie conoce
Además de la función de drenaje, el agujerito del candado tiene otra ventaja práctica: permite la aplicación de lubricantes para asegurar que el mecanismo interno siga funcionando de manera suave y eficiente.
Con el uso constante y la exposición al polvo, el sudor o las condiciones extremas, los componentes internos de los candados pueden volverse rígidos o atascados. Este endurecimiento puede afectar su rendimiento y aumentar el riesgo de fallos en su funcionamiento.

Al aplicar un lubricante a través de este pequeño orificio, es posible restaurar la fluidez del sistema, evitando que se atasque o pierda eficacia. Es un paso sencillo, pero esencial para mantener el candado en óptimas condiciones, y puede ahorrarte dinero y preocupaciones a largo plazo. Además, algunos lubricantes están diseñados específicamente para prevenir la acumulación de suciedad, lo que mejora aún más la durabilidad del candado.
En algunos modelos más avanzados, el agujerito también puede servir para introducir una llave especial en situaciones de emergencia, una opción que no está disponible en todos los candados, pero que refuerza la idea de que cada pequeño detalle en su diseño tiene un sentido práctico.
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