Encontrar una planta con las puntas de las hojas marrones puede ser bastante frustrante, sobre todo cuando estamos haciendo todo para cuidar nuestro jardín. El problema es que este síntoma no tiene una única causa y, si no se actúa a tiempo, puede afectar seriamente su crecimiento o incluso secarla por completo.
Hay formas de prevenirlo y tratarlo. Una experta en el mundo vegetal, conocida en redes sociales como @enabrilhojasmil, nos da una guía práctica para identificar qué le está pasando realmente a la planta, cómo reconocer los síntomas específicos y qué hacer para devolverle la vitalidad sin cometer errores comunes.
¿Qué significan las puntas marrones en tus plantas?
La arquitecta y paisajista Natalia Sáez Achaerandio, que difunde tips sobre jardinería desde su popular cuenta de Instagram @enabrilhojasmil, explica que muchas veces las hojas secas en los bordes pueden deberse tanto a la falta como al exceso de riego, o incluso al abuso de fertilizantes. “El problema es que los síntomas son muy parecidos, pero las causas pueden ser completamente opuestas”, advierte.
Por ejemplo, si una planta empieza a marchitarse, puede ser que le falte agua, pero también es posible que la hayamos regado de más. Natalia señala varios signos que nos pueden ayudar a diferenciarlos.
En el caso de la falta de agua, se suelen ver hojas caídas, arrugadas o que se curvan sobre sí mismas para protegerse. También puede haber pérdida de hojas, puntas secas o que la planta deje de moverse, como en el caso de calatheas o marantas que no levantan las hojas de noche.

En estos casos, no hay que desesperar ni sobre compensar con litros de agua: lo ideal es regar de a poco, observar y cortar las hojas completamente secas para que la planta no malgaste energía en ellas.
Cómo detectar si estás regando demasiado tus plantas
Si en lugar de sequedad, lo que notás es que el sustrato está constantemente húmedo y aun así la planta se ve triste o caída, el problema podría ser el exceso de riego.
Esto también puede hacer que las puntas se tornen marrones, aunque en este caso es común que antes pasen por un tono amarillento. Además, si las hojas inferiores se ponen amarillas todas juntas, o si la planta deja de crecer, puede ser una señal de que las raíces están sufriendo.

Una buena forma de confirmar la sospecha es revisar las raíces: si al sacar la planta de la maceta notás que están blandas y con color oscuro, es porque están podridas. Las raíces sanas son claras y firmes. En ese caso, lo mejor es dejar de regar por unos días, mejorar el drenaje del sustrato y eliminar las partes afectadas.
Evitar estos errores tiene más que ver con la observación que con la experiencia. Cada especie tiene sus propias necesidades, y no todas responden igual. Algunas necesitan humedad constante, otras flores prefieren secarse un poco entre riegos.
Mirá también
Newsletter Clarín
Recibí en tu email todas las noticias, coberturas, historias y análisis de la mano de nuestros periodistas especializados
QUIERO RECIBIRLO