La respuesta parece fácil porque los árboles y las plantas producen oxígeno mediante la fotosíntesis. Por eso, a primera vista, el principal pulmón del planeta sería la selva amazónica.
Durante muchos años, aunque parezca mentira, la Tierra careció de oxígeno en la atmósfera. Las cianobacterias primitivas, al evolucionar, desarrollaron la fotosíntesis, un proceso por el cual se libera oxígeno.
La llamada Gran Oxigenación, ocurrida hace unos 2.400 millones de años, permitió la aparición de formas de vida multicelulares que aumentaron su complejidad hasta alcanzar la enorme biodiversidad actual.
Y aunque seguimos viviendo de esa reserva creada hace tanto tiempo, existe una fuente de oxígeno muy destacada que se encuentra en el agua.
Cuál es el mayor productor de oxígeno del planeta
El fitoplancton, formado por microorganismos fotosintéticos como diatomeas, dinoflagelados y cianobacterias, es un pilar fundamental para la vida en la Tierra.
Estos organismos unicelulares flotan en las capas superficiales de océanos (hasta unos 200 m de profundidad) y en masas de agua dulce. Además de sustentar las redes tróficas acuáticas, desempeñan un papel fundamental en la generación de oxígeno atmosférico y en la regulación del clima global.
Los organismos que forman el fitoplancton son autótrofos: fabrican o sintetizan su propio alimento a partir de sustancias inorgánicas (dióxido de carbono y agua) al igual que las plantas.

Para llevar a cabo la fotosíntesis necesitan de la luz solar como fuente de energía. Por eso, la penetración de la luz en el agua limita la profundidad a la que puede vivir el fitoplancton.
Al igual que las plantas y los árboles, durante la fotosíntesis, los organismos del fitoplancton liberan oxígeno. Una parte queda como oxígeno disuelto en el agua, mientras que otra termina en el aire como oxígeno molecular.
Las cianobacterias y las algas microscópicas también necesitan fósforo y nitrógeno para sintetizar proteínas, grasas y otras sustancias. Estos elementos se encuentran como sales disueltas en el agua, que son producidas por bacterias descomponedoras.
Como productor primario, el fitoplancton transforma la energía solar, el dióxido de carbono y los nutrientes en materia orgánica mediante fotosíntesis. Este proceso inicia la cadena alimentaria en el océano porque el zooplancton se nutre de fitoplancton y a su vez sirve de alimento para peces, crustáceos y grandes mamíferos marinos como, por ejemplo, las ballenas.

Además, la capacidad del fitoplancton para fijar carbono es esencial en su ciclo global. Se estima que estos microorganismos absorben entre 45 y 50 millones de toneladas de carbono inorgánico al año, una cantidad comparable a la captada por los ecosistemas terrestres. Una fracción de este carbono permanece en las profundidades oceánicas, donde queda almacenado durante milenios.
De esta manera, el fitoplancton genera entre el 50% y 85% del oxígeno liberado cada año hacia la atmósfera. Los científicos calculan que liberan unos 270.000 millones de toneladas de oxígeno y que transfieren 10 gigatoneladas de carbono a las profundidades marinas.
Los cambios en diversos factores, derivados del calentamiento global o la contaminación, pueden alterar su distribución y abundancia. Por ejemplo, el aumento de la temperatura superficial del mar reduce la mezcla de aguas profundas ricas en nutrientes, limitando su crecimiento.
Su preservación exige acciones urgentes como reducir emisiones de carbono, controlar la contaminación por fertilizantes y proteger los ecosistemas marinos.
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