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      El sucesor de Julio Bocca es ucraniano y quería jugar en San Lorenzo

      Nicolai Gorodiskii tiene 19 años y se formó en el Colón. Es ucraniano nacionalizado argentino y hoy brilla en el mundo de la danza.

      El sucesor de Julio Bocca es ucraniano y quería jugar en San LorenzoCLAIMA20150621_0041 Adriana Groisman "Cuando vi bailar a Julio Bocca dije: 'Quiero hacer esto, quiero ser así'", cuenta el bailarín. / Adriana Groisman

      Nicolai Gorodiskii  tiene diecinueve años, una tenacidad feroz  y todas las aptitudes para avanzar en ese camino nada sencillo que eligió desde la infancia. Es bailarín de ballet, se formó en el Instituto del Colón, tuvo becas para estudiar en el exterior cuando era apenas un adolescente, actuó profesionalmente en Austria y en Croacia, ganó varios premios, volvió a la Argentina e ingresó al cuerpo de baile del Teatro Colón. Hace pocos meses se lanzó nuevamente y con todo éxito a una carrera internacional.

      Es natural la comparación con sus colegas Julio Bocca y Maximiliano Guerra. No sólo por las grandes condiciones técnicas e interpretativas que ya se perciben en él, sino también por el reconocimiento temprano que ha ganado en una profesión tradicionalmente femenina. Hay que recordar que durante mucho tiempo los bailarines eran sobre todo partenaires que se ocupaban de levantar a sus compañeras, de transportarlas por el aire y de hacerlas girar. El siglo XX asistió a un cambio en este paisaje: primero con Vaslav Nijinsky y más tarde con Rudolf Nureyev y Mijail Barishnikov, entre muchos otros.  Pero es sólo en los últimos tiempos que una legión de bailarines varones en todo el mundo comenzó a instalarse con peso propio en las categorías estelares del ballet. 

      Nicolai está, seguramente, ingresando a esa categoría estelar. Vive ahora en Nueva York con su novia Ana Sophia Scheller -argentina y primera bailarina del New York City Ballet-, y está a punto de ingresar al Pennsylvania Ballet, invitado especialmente como bailarín solista por el flamante director, y ex estrella del American Ballet Theatre, Angel Corella.   
      Pero hablemos ahora de su historia personal, no muy extensa desde luego, pero sí muy singular.  Nicolai nació en Ucrania y llegó a la Argentina con sus padres y su hermana cuando tenía poco más de un año. Cuenta así los motivos de ese desarraigo familiar: “Ucrania estaba muy contaminada. Cinco años antes de que yo naciera, había ocurrido el accidente nuclear de Chernobyl. Durante varios años compartimos la misma habitación con varias familias en una iglesia ortodoxa rusa del barrio de Floresta. Como había un solo baño, mis padres me bañaban en un balde de pintura vacío”. 

      ¿Por qué eligieron la Argentina?
      Ucrania había tenido siempre problemas de visa con otros países. Pero durante el gobierno de Carlos Menem se había hecho un acuerdo que hacía fácil el ingreso de inmigrantes ucranianos: supuestamente se les daba dinero para establecerse, una casa y trabajo. 

      Pero no recibieron nada...
      No. Para nada. Para viajar vendieron todo. Mi padre era pediatra y jefe de un servicio en un hospital importante, trabajaba muy bien allá. Pero ni él ni mi madre -que trabajaba en terapias de rehabilitación- pudieron hacer la reválida aquí porque no hablaban una palabra en español. Tuvieron que trabajar durante mucho tiempo en lo que podían.  Por eso, los iro muchísimo.

      ¿Cuándo y por qué comenzaste con la danza?
      Desde muy chiquito era hiperactivo y mis padres me mandaban a todo tipo de deportes:  futbol, básquet, tenis, natación. El fútbol era mi deporte favorito y creo que era un gran jugador. Un día estaba saliendo para la escuela mientras mi mamá atendía a una bailarina del Colón, que me vio pasar y comentó “Qué físico lindo tiene este chico para el ballet; ahora se abren las pruebas para ingresar al Instituto del Colón y podría presentarse”. Y mi mamá preguntó: “¿Qué? ¿Ballet">