Una violenta tormenta cósmica, producida por un agujero negro supermasivo, ha sido revelada por el nuevo espectrómetro Resolve a bordo del satélite XRISM, una colaboración entre las agencias espaciales japonesa, europea y estadounidense.
Gracias a los datos recogidos a muy alta resolución en rayos X, fue posible identificar por primera vez cinco flujos distintos de plasma que componen el viento y que escapan del disco de acreción del agujero negro a velocidades extremas, iguales al 20-30% de la velocidad de la luz.
El estudio, en el que también participan la Universidad de Roma Tor Vergata y el Instituto Nacional de Astrofísica, se publica en Nature. "Nuestro grupo jugó un papel clave en la interpretación de estos datos, gracias a técnicas espectroscópicas de rayos X avanzadas y modelos teóricos innovadores para la física de los vientos de los agujeros negros", observa sco Tombesi, profesor asociado de astrofísica en la Universidad de Roma Tor Vergata y asociado del Instituto Italiano de Astronoma (INAF).

"Estos resultados abren una nueva ventana al estudio del Universo extremo y sientan las bases para una mejor comprensión de cómo los agujeros negros influyen en la evolución de las galaxias", apuntó el experto.
Una potencia increíble
La tormenta cósmica detectada en el corazón del cuásar PDS 456 es millones de veces más rápida que los huracanes más poderosos de la Tierra.
Una energía tan enorme y una estructura tan compleja revolucionan nuestra comprensión del entorno extremo que rodea a los agujeros negros supermasivos y desafían los modelos actuales de retroalimentación entre agujeros negros y galaxias.

"Las teorías aceptadas hasta ahora (subrayó Tombesi) son incapaces de explicar tal combinación de fuerza y fragmentación: está claro que se necesitarán nuevos modelos para describir a estos monstruos cósmicos".
"PDS 456 es un valioso laboratorio para estudiar los potentísimos vientos producidos por los agujeros negros supermasivos en el universo local", añadió Valentina Braito, investigadora del INAF en Milán.
"Esta nueva observación nos ha permitido medir la geometría y la distribución de la velocidad del viento con un nivel de detalle impensable antes de la llegada del XRISM"., completó
Agencia ANSA.
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