La NASA ha captado con el telescopio espacial Hubble una nebulosa cuya forma recuerda a la de una mariposa en pleno vuelo. Más allá de su belleza visual, este fenómeno destaca por la velocidad con la que sus estructuras se expanden y por las complejas dinámicas que podrían haberle dado origen.
Se trata de Caldwell 69, también conocida como la nebulosa de la Mariposa.
La imagen publicada por la NASA no solo deslumbra por sus colores intensos, sino por lo que representa: una región de gas ardiente que alcanza temperaturas superiores a los 20.000 grados Celsius. En su interior, dos gigantescos chorros de gas fluyen a 966.000 kilómetros por hora, una velocidad jamás registrada en este tipo de estructuras.

Lo que los astrónomos observan son los últimos suspiros de una estrella de masa baja o intermedia. Esta ha expulsado sus capas externas, dejando al descubierto un núcleo ardiente que ilumina los gases que una vez formaron su atmósfera. El resultado: un espectáculo cósmico que parece bailar en el vacío.
Una nebulosa bipolar
A diferencia de otras nebulosas planetarias, la de la Mariposa es bipolar. Esto significa que no una, sino dos estrellas habitan en su núcleo. Una de ellas, ligeramente más masiva, es la que ha arrojado su material al espacio. La otra, ya convertida en una enana blanca, orbita a su compañera en un estrecho sistema binario.
La forma característica en “alas” se debe, según los científicos, a esta interacción orbital. El movimiento entre las dos estrellas habría canalizado el gas expulsado en direcciones opuestas, creando los dos lóbulos simétricos que parecen extenderse como las alas de un insecto. No obstante, el origen exacto de todas las nebulosas bipolares sigue siendo motivo de debate.

A través de mediciones precisas de su expansión, los astrónomos han determinado que esta nebulosa comenzó a formarse hace miles de años, y aún hoy sus alas siguen creciendo. Cada lóbulo se aleja del centro con una energía descomunal, haciendo de Caldwell 69 no solo una maravilla visual, sino también un laboratorio natural para entender las etapas finales de la evolución estelar.
Fuente: Gizmodo.
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