Hace semanas se habla de infecciones virales (no Covid), ante las cuales muchas personas vienen reaccionando con fiebre alta y sostenida por varios días. Uno de los escenarios que inquieta es el de los bebés, en especial luego de que la OPS advirtiera esta semana de la existencia de un déficit inmunológico, acarreado tanto por la preocupante baja en la vacunación obligatoria como porque las madres de esos bebés pasaron el embarazo en el aislamiento pandémico. Acá, los detalles de este fenómeno.
Para aludir la causa de este déficit, algunos expertos hablan de un silencio viral inmunológico durante 2020 y 2021.
Fue producto de la menor circulación de patógenos (virus, bacterias, hongos) que lo habitual, cuando el Covid nos llevó puestos con su ancho protagonismo y ocupó casi la totalidad del llamado “nicho epidemiológico”.
El resultado, dicen, fue la proliferación de lo que la OMS-OPS llama ingenuos inmunológicos.
El batallón de anticuerpos que hoy deberían estar en pie para defender a estas personas, durante dos años carecieron de todo entrenamiento y (por el encierro, el bajo o social y la poca movilidad) se achancharon.
Así, perdieron el tren de cómo defenderse de los distintos patógenos circulantes.
Los efectos de la pandemia en la inmunidad
¿Se desprende de esto que enfermarse un poco más hubiera sido bueno, cosa de mantener "entrenados" los anticuerpos?
La respuesta obviamente es no. Existen unos cuántos grises entre vivir en una burbuja y terminar en cama por alguna infección importante.
Lo que se pone en primer plano es, en primer lugar, impulsar y concretar la vacunación contra patógenos infecciosos prevenibles, recomendación para todas las edades.
En segundo lugar, realzar el papel del o, tanto social como con el ambiente en nuestras vidas (salvo indicación médica contraria), ya que es allí donde circulan microorganismos que desempeñan un rol en algún sentido "provechoso" en cuanto al robustecimiento del sistema inmune.
El porqué de los ingenuos inmunológicos
Clarín habló con dos médicos de renombre. Por un lado, la infectóloga pediatra Andrea Gentile, jefa de Epidemiología del Hospital de Niños “Ricardo Gutiérrez”.
Además, Roberto Debbag, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE) y ex director del programa de Telemedicina del Hospital de Niños “Prof. Dr. Juan P Garrahan”.
Gentile confirmó la causa del alza de infecciones: "En los pacientes pediátricos más chiquitos estamos viendo las consecuencias de que el aislamiento y los protocolos rígidos no permitieran el o con ciertos agentes infecciosos, sobre todo virales”.
“Ese o, que suele darse en los primeros meses de vida del bebé, pero también durante el embarazo, debería haber generado anticuerpos”, explicó.
“En los chicos, el o en muchos casos se está dando más tardíamente, en la medida en que la vida vuelve a la normalidad”, apuntó.
En las embarazadas (si bien aclaró que “el fenómeno está menos estudiado”), ocurre algo similar: “No han tenido el o con los virus habituales, por lo que el tenor de anticuerpos que se debería haber trasladado al feto es menor. Esto puede propiciar algún tipo de infección temprana en el bebé”.
Obtener la inmunidad silenciada
Debbag recordó los factores que provocaron ese "silencio inmunológico". Por un lado, que en el primer año de la pandemia "las restricciones en el o social y la movilidad planetaria cortaran la ruta de tránsito habitual de los virus".
Además, "en el segundo año, dado que el Covid seguía teniendo para sí el 'nido' epidemiológico mayor, compitió e impidió que otros virus tomaran o con nosotros”.
Los afectados son personas de todas las edades, bebés incluidos, aclaró. Y se suman, "encima, cuestiones que conocemos y algunas que estamos conociendo”.
¿La más importante">Periodista (TEA) y licenciada en Letras (UBA), es redactora en Clarín desde 2010, tras años de experiencia en investigación documental. Área de especialidad, ciencia y salud. Otras inquietudes, todas las sociales: pobreza, infancia, educación, consumo, tendencias y, por qué no, psicología. En 2018 obtuvo un premio ADEPA al “Periodismo científico” y en 2021 fue becada por Fundación Gabo para integrar el taller “Inmersión en el periodismo sobre ciencia: un método para desconfiar”. [email protected]
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