Los precios y ofertas que aparecen en las vidrieras, dentro de locales, en tiendas web y en las publicidades deberían en teoría servirle a la gente para detectar buenas oportunidades de ahorrar. Sin embargo, muchas veces actúan como verdaderas trampas que confunden al consumidor para que elija mal y gaste de más.
Estas avivadas comerciales, que son ilegales y se pueden denunciar, se ven en empresas de múltiples rubros y de todo tamaño.
Ocurren en comercios de barrio y también en grandes supermercados. Pueden verse en pequeños negocios de ropa, farmacias y ferreterías, o bien en importantes líneas aéreas, entre muchos otros casos. Y, si no se presta atención, es fácil caer.
A veces el engaño se produce porque los precios se ocultan, se informan a medias o no se respetan. Otras veces el problema es que a las ofertas les faltan datos esenciales, o que incluyen promesas confusas y afirmaciones sin sustento.
"Se considera publicidad engañosa a cualquier presentación que, mediante inexactitudes u ocultamientos pueda generar confusión o engaño en los consumidores con respecto al precio o a las características del bien o servicio ofrecido", define Jorge Surin, especialista en publicidad engañosa y discriminatoria.
Con el asesoramiento de este abogado, que es profesor titular de Derechos del Consumidor en la Universidad de Belgrano, Clarín recopiló 10 trampas muy comunes y armó una guía práctica con todo lo necesario para poder reconocerlas antes de que las sufra el bolsillo.
Trampa N° 1: ofrecer productos sin precio a la vista

A veces la mercadería que está a la venta en un negocio o la que se muestra en vidriera no tiene precio. Pasa mucho, por ejemplo, en verdulerías y en tiendas de ropa y calzado. Y el cliente entonces debe consultar cuánto sale cada cosa, exponiéndose a que le cobren "según la cara".
"Es una manera de engañar, en principio, porque esa falta de esa información afecta el derecho constitucional de los consumidores de elegir libremente", explica Surin.
¿Qué sería lo correcto? Los comercios deben siempre mostrar los precios de todo lo que ofrecen en forma clara, visible, horizontal y legible, ya sea sobre cada producto o mediante listas. (Ley 4.827 de CABA y resolución 7/2002)
¿Cómo evitar caer? En un local o tienda web que no muestra precios, lo mejor es no comprar. Y en el súper, si no hay cartel en algún producto, usar los lectores "verificadores de precios" para saber lo que vale antes de meterlo en el changuito.
Trampa N° 2: muestran un precio, pero cobran otro
Sucede con frecuencia en los súper de cercanía y en todo tipo de tiendas online. El precio del producto sí está a la vista y es atractivo, pero resulta que no es real: a la hora pagar, aparece un monto mayor.
¿Qué sería lo correcto? Que el precio prometido y el de caja sean idénticos. Y que, en caso de diferencia, la empresa cumpla la oferta realizada respetando el valor más bajo. (Código Civil y Comercial artículo 1.103, ley 24.240 y DNU 274/2019)
¿Cómo evitar caer? Pedir siempre el ticket o factura, detenerse a revisar los precios cobrados y reclamar de inmediato si no se cumplió lo prometido.

Trampa N° 3: los precios finales, ocultos
Para llamar la atención con valores extra bajos a veces sólo aparece destacado el precio sin impuestos o sólo el monto de cada una de las cuotas que habrá que pagar. Pero el valor final, que es mucho mayor, no está aclarado o se esconde en los legales (la famosa "letra chica").
Abundan ejemplos de esto en el rubro de los viajes, cuando se hacen ofertas del tipo "pasajes a $ 10" (más impuestos, tasas y cargos)" o con los valores anunciados "por tramo" pese a que se trata de tickets ida y vuelta.
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