La columna vertebral está sostenida en su lugar por los músculos y ligamentos de la espalda. Esta columna de huesos es lo bastante flexible como para permitir una multitud de movimientos. Sin embargo, debido a su flexibilidad, algunos de los segmentos de la columna (llamados vértebras) pueden desalinearse y, al hacerlo, presionar la delicada salida de los nervios entre esas vértebras. A esto se le denomina subluxación vertebral. Cuando un quiropráctico encuentra esta situación, escucha muy atentamente a su paciente, lo revisa, y le enseña la correcta relación del proceso salud-enfermedad.
¿Por qué es importante esto? Porque cuando el paciente padece una subluxación vertebral, concurre centrado en el dolor que ésta le ocasiona y se olvida que lo más importante es la función que ese nervio debe cumplir y que, justamente, no lo hace en óptimas condiciones. Hoy en día se tiende a tapar el dolor como si éste fuera el principal problema. Pero al tapar el dolor solo sólo se traslada el problema para más adelante.
Su quiropráctico va a ayudar a s cuerpo a que funcione mejor desde el punto de vista neurológico y cuando lo hacen todas las estructuras, músculos ligamentos tendones empiezan a sanar, en serio y así si se puede lograr ser correctivo con el problema de salud, ser definitivo en su solución.
Un poco de historia…
Unos 5.000 años atrás Hipócrates afirmaba “una o más vértebras pueden desalinearse, pueden desplazarse apenas y aún así llegar a producir complicaciones para la salud y hasta llevar incluso a la muerte, si no son ajustadas adecuadamente”. En Iowa, Estados Unidos, el 18 de septiembre de 1895 Daniel David Palmer intentaba ayudar al portero de su edificio, Harvey Lilliard, este hombre le contaba lo que le sucedía y le dijo “hace algunos años haciendo un importante esfuerzo escuché un fuete ruido en mi espalda. He notado que, con el pasar de los años, fui perdiendo mi audición”. Palmer lo escuchó atento, lo revisó y encontró que en la zona de la base del cuello, entre las primeras vértebras dorsales, una vértebra no estaba correctamente ubicada. De acuerdo a los textos anatómicos, decidieron tratar de llevar esa vértebra a su correcta posición y así fue que, de a poco, Lillliard empezó a recuperar su audición.
Palmer pensó haber encontrado la cura para la sordera y los pacientes concurrían a verlo por este problema. Aunque algunos estaban mejor, muchos no, pero le decían a Palmer que, pese a no tener cambios en su audición, notaban que otros problemas de su columna estaban mejor: estaban más vitales, dormían mejor, dolencias en otras partes del cuerpo habían desaparecido… Entonces, Palmer entendió que la columna incide en la calidad de vida de los pacientes y, así, empezó a sentar las bases de esta profesión. Junto a otro paciente acuñaron el término “quiropraxia”, del griego, Quiro (mano) y Praxia (movimiento).
¿Para qué sirve?
La quiropraxia es una profesión de la salud que tiene como objetivo detectar, analizar y corregir las subluxaciones vertebrales. Nuestro organismo funciona como un todo, interrelacionado. Hay millones y millones de nervios que transportan impulsos mentales desde el cerebro y medula espinal hacia cada rincón de nuestro cuerpo, haciendo que nuestro organismo se adapte permanentemente a los cambios de posición corporal, a la fuerza de gravedad, a lo que comemos, a nuestras emociones... Para poder cumplir con todo esto, tiene que estar muy bien organizado. Así, será de vital importancia que el sistema principal de transporte funcione sin interferencia. La quiropraxia no es para un dolor o para un síntoma, sino para que una persona en su vida diaria logre vivir con el máximo de su potencial.
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