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      ¿Con qué sueñan los traders? Fermín Vilela mira al pasado, a través de Sarah Kay

      • El artista y poeta presenta sus intervenciones sobre láminas de los personajes infantiles, con una lectura a la memoria histórica.
      • Hasta el 10 de mayo en Microgalería, Villa Crespo.

      ¿Con qué sueñan los traders? Fermín Vilela mira al pasado, a través de Sarah Kay El artista y poeta Fermín Vilela. (gentileza Heidi Pinedo)

      Una muestra que confronta el “mundo feliz” de Sarah Kay, a más de cinco décadas de su distribución en Argentina durante la dictadura. Con referencias que van desde Kafka hasta David Lynch, pasando por León Ferrari y Cándido López, el dibujante y poeta Fermín Vilela hace eco de las preguntas incómodas sobre esta época, que nadie se anima a hacerse.

      El disparador de ¿Sueñan los niños con fantasmas eléctricos?, fue un hallazgo en la casa de su tía María Elena. Vilela estaba allí de visita, en la ciudad de Salto donde pasó su infancia. “Para vos que te gusta dibujar”, le dijo María Elena cuando desembolsó un paquete de hojas intactas marcas Sarah Kay y Frutillita, que almacenaba casi en el olvido. Le sugirió que, si quería, podía quedárselas. Vilela no lo sabía, pero mientras tomaba un té y las observaba, en el sillón de aquel hogar, la exposición que ahora presenta en Microgalería con la curaduría de Lux Lindner, empezaba a gestarse.

      Fermín Vilela. (gentileza Heidi Pinedo)Fermín Vilela. (gentileza Heidi Pinedo)

      La curiosidad, entonces, lo indujo a comunicarse con Paula Caldo, investigadora del CONICET que publicó ensayos sobre la distribución y comercialización de este producto en el país. Fue en los años 70, plena dictadura, a través de la editorial Atlántida, cuyas revistas difundían entonces las campañas de propaganda oficial.

      En tiempos de nula libertad de expresión, estas revistas –Gente, Para Ti y Billiken entre otras– más productos de papelería infantil, empezaban a propagar ilustraciones donde niñas jugaban mientras limpiaban, cocían, cocinaban, lavaban o servían en contextos campestres. Lo hacían envueltas en paradójicos mensajes de amor y sonrisas suaves y dóciles.

      Fermín Vilela. (gentileza Heidi Pinedo)Fermín Vilela. (gentileza Heidi Pinedo)

      “Es llamativo cómo, en un momento como los años 70, donde aparece una mirada crítica de la mujer, empezamos a decidir por nosotras, se comienza a cuestionar el papel de la esposa, aparece la mujer militante y revolucionaria que decide no ser madre, no casarse, y de repente surgen estos productos que refuerzan un lugar de mujer doméstica que piensa que sale, que transita por el espacio público, pero con los valores del hogar, del cuidado de la familia, de la entrega hacia el otro”, subrayaba la doctora del CONICET.

      “Si Atlántida pudo editar libremente en la década del 70 fue porque sus productos eran funcionales a las políticas del terrorismo de estado, y en ese marco vendía ese mundo feliz de Sarah Kay que interpelaba una infancia donde había desapariciones y niños que perdían su familia”.

      A través de una treintena de intervenciones con tinta china, acuarela y lápiz, sobre papeles originales Sarah Kay y Frutillita, Vilela reflexiona sobre la memoria histórica mientras procesa aquello que le inquieta de esta época.

      Detalle de las obras de Fermín Vilela. (gentileza Heidi Pinedo)  Detalle de las obras de Fermín Vilela. (gentileza Heidi Pinedo)

      El protagonismo en las obras lo tiene la dualidad: el contraste entre estas dulces secuencias con otras de lo más sombrías, que son en definitiva un diálogo con el pasado. Y que también obran como justicia poética sobre el salvaje encubrimiento de la verdad ejercido en los tiempos oscuros de la historia argentina.

      “Estamos viviendo una crisis política mundial de sobreinformación y de representatividad. Con el avance de la era digital parecen avanzar las nuevas derechas y yo me pregunto, ¿cuáles son los nuevos dioses? ¿la ciencia, la expansión tecnológica, el supuesto progreso, la nueva carrera espacial? ¿Cuál es la idea de salvación del siglo XXI?”, se cuestiona el artista, mientras recorre junto a Ñ la exposición.

      “¿Con qué sueñan los traders?, me hago muchas preguntas sobre las nuevas generaciones y su futuro. ¿Cuáles serán las consecuencias de la tecnología en nuestra intimidad?, ¿qué forma tienen las promesas de amor en la era del individualismo? Esta época parece una remake de otras que terminaron mal, como el menemismo, con además rasgos de otras, como el absolutismo feroz, la violencia institucional, el vale todo, el negacionismo, la pérdida de la sutileza”, expresa. “Son viejas soluciones para nuevos problemas”.

      Obras de Fermín Vilela en Microgalería.Obras de Fermín Vilela en Microgalería.

      Dueño de un trazo desvelado en los detalles, Fermín también publicó los libros de poemas Dormitorio (2017), Purga (2019) y Janeiro (2021). Ganó dos veces la Beca Creación del Fondo Nacional de las Artes y realizó, como artista visual, residencias en Portugal, Brasil e Italia. Su forma de dibujar, definida por Lindner como totalmente “voraz”, deviene aquí en una mixtura de narrativas que parecen gritarle a estos tiempos que la falta de ternura va a matarnos. Que el amor era otra cosa.

      Una de las piezas se titula La economía es una ciencia maldita, y hace referencia “al duelo de creer que hay soluciones perfectas y de la figura del economista estrella, ya que la economía es una ciencia que con sus desarrollos teóricos no logró solventar demandas esenciales”, observa.

      Fermín VilelaFermín Vilela

      La muestra, que se podrá visitar hasta el 10 de mayo, se aloja en Microgalería, dirigida por Celeste Caporossi y Maggie Mosquera. Una casa en Villa Crespo que tiene más de 100 años donde se respira aire bohemio. Desde sus inicios, el lugar emparenta a las artes visuales con la literatura a través de distintas propuestas. El año pasado fue una de las sedes del FILBA y del reconocido ciclo Poemas de miércoles. Tiene un bar llamado Loy, una librería, dos salas de exposición y una trastienda.

      A nivel conceptual, estos trabajos de Fermín también están atravesados por una energía que se electrifica sobre los bastidores. En una entrevista con Chris Rodley, David Lynch postuló que si nos centramos en un aspecto específico que evoca algún recuerdo, podemos desenterrar memorias. A tono con sus películas, la electricidad, así como la memoria, eran para él fuerzas de poder que podían ser tanto hermosas como aterradoras. Que se relacionan con lo invisible y lo desconocido y son capaces de revelar realidades ocultas.

      De su infancia en Salto, Fermín recuerda empezar a detectar en las manchas en la pared, algo más que formas abstractas sin sentido. Allí vio a los perros descansar del calor a la hora de la siesta, cuando el mundo parecía detenerse, y fue de sus primeras experiencias contemplativas. Sobre una de las pinturas de este conjunto, se tatúa con tinta china líquida, exquisita de apreciar, el símbolo del cable en la autopista. Algo que observó hace siete años camino a su pueblo. “La electricidad es la historia y de ella debemos rescatar el pasado. De otra forma, el presente nos come vivos, la violencia se repite”, concluye.

      La muestra se puede visitar hasta el 10 de mayo en Microgalería, Loyola 514, Villa Crespo.


      Sobre la firma

      Nicole Giser

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