El camarista Jorge Ballestero se retiró de un restaurante en Pilar en medio de gritos y ruidos de golpes de cubiertos en vasos y botellas, tras ser escrachado por los comensales que le recriminaban su dictamen donde resolvió que no se investigue a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y a la vez criticó la denuncia de Alberto Nisman.
Ballestero estaba el viernes a la noche en el restaurante del Club Mayling de Pilar, acompañado de su mujer Adriana y una pareja amiga. Cuando los otros clientes que cenaban en el lugar aumentaron las protestas que habían comenzado con un tibio repiquetear de cubiertos en las copas, la mujer del juez lo convenció para retirarse. El episodio hubiese culminado rápido, pero Ballestero retornó al local y preguntó a la concurrencia: "¿Esto era por mí">