–¿Todo tranquilo?
–Se regaló el hermano del “Chulo”.
–¿Le diste un par de tiros?
–Sí.
–¿A dónde? ¿En la gamba?
–En todo el cuerpo.
–¿Lo volaste? ¿O está vivo?
–Está en eso. (...)
–Ah, está bien. Ese hijo de puta ...
El diálogo se produjo el 12 de abril entre un hombre que está preso por robo en la cárcel de Olmos y su hijo de 15 años, “Turrón”. El adolescente le contaba a su padre que horas antes, en los pasillos de Villa Jardín (Lanús), le había pegado 10 balazos a Cristian Rodrigo Ríos Acosta, un joven de 20 años que el mes anterior había salido de prisión. La razón del ataque había sido una cuenta pendiente entre “Chulo” –hermano del baleado– y “Turrón: habían cometido un robo juntos, el menor se quedó con el botín y el otro le secuestró a una amiga.
El chico juró venganza contra “Chulo” y su familia, y empezó por el hermano. No pudo continuar porque el martes 21 de abril lo detuvieron en el cementerio de Lanús cuando fue al entierro de su abuela. La acusación: haber asesinado a un policía de la Federal, Ezequiel Martín Alifraco (32), en un asalto ocurrido el 25 de febrero en Villa Jardín. Lo increíble es que hoy “Turrón” está libre otra vez porque se fugó el miércoles, cuando lo trasladaban a un instituto de La Plata.
El escape ocurrió a plena luz del día en Puente La Noria, en Ingeniero Budge, y está cargado de sospechas. “Turrón” era trasladado con otros dos menores en una camioneta común y corriente, con un chofer y un celador de la Secretaría de Niñez y Adolescencia bonaerense (depende directamente de la Gobernación). Ambos aseguraron que lo llevaban en el asiento trasero, con las esposas puestas, pero que en algún momento logró quitárselas y se tiró por una ventanilla.
Desde la Secretaría iniciaron un sumario istrativo para precisar cómo fue la secuencia. Pero nadie entendía ayer, entre otras cosas, por qué ni se pidió un patrullero como custodia para el traslado.
“Turrón” es parte de una banda familiar y peligrosa, según quedó claro en el crimen del policía. Aquel día, junto a Claudio “Musambe” Gumucio (22) y Damián “Bebu” Sandez (20) –sus hermanos por parte de madre–, el adolescente sorprendió al oficial Alifraco cuando iba en su Peugeot 308 junto a su bebé de seis meses y a su mujer.
“Turrón” le disparó al policía apenas empezado el asalto, segundos después de que éste se identificara y diera la voz de alto. La esposa de la víctima contó que su marido intentó sacar el arma que llevaba bajo la remera, pero que el adolescente vio el movimiento y le dio un tiro en la nuca (ver Acribillado...). El último martes, la mujer fue a la rueda de reconocimiento y lo señaló sin dudar: “Fue él”. Al día siguiente, el menor se fugó.
En la Justicia hay preocupación por su escape. Es que, tras el crimen de Alifraco, el teléfono de “Turrón” había sido intervenido y las escuchas destaparon dos crímenes más y una larga serie de delitos.
“Desde hace al menos dos años este pibe sale a robar y no le importa si mata a alguien”, explicó uno de los investigadores.
En las escuchas quedó en evidencia cómo su padre, César Gustavo Aguilera (33), le consigue desde su celda del penal de Olmos los cómplices para cometer robos. Y le aconseja qué armas usar y a quién comprarlas.
En las conversaciones, a las que tuvo Clarín (ver Las conversaciones...), “Turrón” le cuenta los golpes que tiene planeados y su padre le da consejos. Tiene con qué: es un pesado ladrón de autos de alta gama y los investigadores creen que más de una vez llevó a su hijo a robar con él, durante 2013 y 2014.
“¿Qué pistola tenés">