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      Plagas argentinas

      Las hormigas, por ejemplo, son animalitos que tanto causan estropicios como iración. ¿Por qué?

      Plagas argentinasHormigas. Agresivas y conquistadoras.

      Hace muchos años había un escritor que se llamaba Ignacio B. Anzoátegui. Era nacionalista, ultracatólico y antisemita, de modos tan extremos que hoy serían inconcebibles e insoportables, famoso por el arte casi perdido de injuriar y del brulote. Afirmaba, por ejemplo, que prefería descender de Adán y Eva, que después de todo habían sido hechos a imagen y semejanza de Dios, que hacerlo de la ameba, un bicho horrible. De este modo creía cerrar la discusión con Darwin y toda la ciencia del siglo XIX en adelante. No podemos saber qué opinaría de la física cuántica.

      Uno de sus blancos preferidos era Sarmiento. De él dijo famosamente que “había introducido tres plagas a la Argentina: las maestras normales, los eucaliptos y los gorriones”. Siguiendo su estela, un amigo que a veces pasa a servirse una copa de cognac en mi casa me dijo que los argentinos habíamos exportado tres plagas: las cotorras, las hormigas coloradas y los sicólogos lacanianos.

      De los sicólogos, lacanianos o no, producto de exportación o domésticos, no voy a decir una palabra, que es su metier. No interpretaré ni seré interpretado en este espacio. Y se sabe que, en derecho al menos, el silencio no puede interpretarse.

      De las cotorras, bueno, ya sabemos, no hacen silencio. Son una plaga persistente en nuestros campos y una reciente en España. Primero alteraron la calma de los catalanes, y después se pasearon patizambas por la Gran Vía. En las dos ciudades arruinaron árboles con sus enormes nidos y allí arman su barahúnda de aves malcasadas. Incluso los madrileños tuvieron la descabellada idea de intentar esterilizar los huevos para frenar su crecimiento desquiciado. Fracasaron, por supuesto, como cualquier medida intentada para poner mesura entre las cotorras. Son incontrolables, son gritonas, argentinas. Pero quienes se llevan la palma de plaga internacional son las hormigas argentinas, nuestras hormiguitas coloradas. La solenopsis invicta, nunca mejor llamadas así que cuando cruzan el charco y se transforman en invasoras. Agresivas y conquistadoras.

      Desde hace un siglo campean por el Sur de los Estados Unidos y todos los esfuerzos por erradicarlas han resultado inútiles. También han sido detectadas en Nueva Zelanda, Australia, Taiwan, Filipinas, China, Italia, Francia y España. Son animalitos que tanto causan estropicios como iración. Sus aptitudes adaptativas, sus soluciones ingeniosas a entornos desconocidos y a nuevas amenazas sorprenden a los investigadores más curtidos. Son capaces de intercambiar congéneres, de reproducir reinas madres, de establecer métodos de colaboración anteriormente no reconocidos. Son, para muchos científicos, la prueba de la existencia de un gen altruista que mediante una selección natural favorecen un comportamiento social exitoso. ¡Caramba las hormiguitas argentinas!


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      Miguel Gaya
      Miguel Gaya

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