La convivencia en pareja suele presentarse como un paso más en la relación, casi tan natural como el casamiento. Es uno de los preceptos tradicionales del amor: cuando dos personas se aman, desean compartir un hogar y unificar sus proyectos de vida bajo el mismo techo.
Sin embargo, cada vez más parejas eligen vivir en casas o espacios separados. Uno de los motivos principales es la sensación de que "la convivencia mata al amor". La rutina diaria, las obligaciones laborales y el mantenimiento del hogar puede provocar conflictos en el vínculo. A esta nueva tendencia se la llama relaciones LAT (Living Apart Together o Vivir Juntos pero separados).
¿Qué significa Living Apart Together?
El término Living Apart Together (LAT) hace referencia a un tipo de relación en la que las parejas, que a pesar de estar comprometidas y mantener un vínculo afectivo estable, deciden no compartir la misma casa.
Esta modalidad se diferencia tanto de la convivencia o el matrimonio tradicional -donde la vida cotidiana se desarrolla bajo un mismo techo- como de las relaciones a distancia.

El estudio “La gestión de la intimidad en la sociedad de la información y el conocimiento. Parejas y rupturas en la España actual”, dirigido por el profesor Félix Requena, de la Universidad de Málaga, estima que el 7% de las parejas de ese país tiene una relación LAT.
Este modelo desafía las normas tradicionales de convivencia, proponiendo una manera distinta de construir la intimidad. Uno de sus principales atractivos es la posibilidad de preservar la individualidad y el espacio personal de cada integrante de la pareja.
Por otro lado, al vivir por separado, se facilita la organización de las responsabilidades, lo que le da a cada persona mayor autonomía para tomar decisiones y manejar los compromisos diarios.

Asimismo, no tener que negociar constantemente aspectos como la distribución de tareas, los hábitos del otro o la istración de los gastos puede reducir tensiones y fortalecer la calidad del vínculo.
En los más jóvenes, Living Apart Together se presenta como una manera de priorizar el desarrollo individual sin dejar de lado el amor. En contraste, entre adultos, especialmente aquellos que pasaron por un divorcio, esta modalidad permite iniciar una nueva relación sin descuidar la crianza de los hijos ni tener que renunciar a su estilo de vida.
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