Antofagasta, Chile, 82 años. Ese es el punto de partida de Iris Fontbona, la mujer que, con una fortuna estimada en 25.700 millones de euros, logró consolidarse como la mujer más rica de Latinoamérica y la décima más acaudalada del mundo, según Forbes.
Aunque su nombre permaneció en la sombra hasta 2005, cuando asumió el control del Grupo Luksic tras la muerte de su esposo, hoy es imposible hablar de grandes fortunas en la región sin mencionar a Iris. Pero, ¿cómo logró transformar un patrimonio familiar en un imperio global?
A través de una gestión estratégica, una expansión visionaria y un estilo austero, pero eficiente, Fontbona diversificó y multiplicó los negocios que le dejó su marido. Desde el cobre chileno hasta los resorts de lujo en Europa, su influencia se extiende por todo el mundo, mientras ella sigue liderando con discreción y firmeza.
Los cimientos de la fortuna: minería y negocios diversificados
El Grupo Luksic, núcleo del emporio de Fontbona, debe su fuerza al cobre, gracias a Antofagasta Minerals, una de las mayores productoras de este metal en el mundo. Este recurso, vital para las industrias globales, representa el 70% del negocio del conglomerado. Sin embargo, la clave del éxito fue la diversificación. Fontbona controla Quiñenco, un grupo empresarial con intereses en múltiples sectores:
- Finanzas: Banco de Chile.
- Transporte marítimo: compañía Sudamericana de Vapores (CSAV).
- Consumo masivo: cervecerías Chile (CCU).

Además, posee un 84% de Plava Laguna, una exclusiva cadena hotelera en Croacia. Este negocio, que mezcla turismo y lujo, se consolidó como uno de los activos más valiosos del grupo.
El "error" que lo cambió todo: la historia detrás del imperio
Aunque suena increíble, un error de traducción fue el catalizador para esta historia de éxito. Andrónico Luksic, esposo de Iris, comenzó su carrera como traductor en una empresa minera sa. Fue allí donde surgió la oportunidad de comprar acciones de la compañía, señala el artículo de la periodista Claudia Martos.
Años más tarde, una propuesta suya de 500.000 pesos chilenos, mal interpretada como dólares por inversores japoneses, se tradujo en una ganancia inesperada. Este episodio permitió a la familia posicionarse como líder en la industria minera chilena y plantar las bases del imperio Luksic.

La discreta pero poderosa líder del grupo
Desde que asumió el liderazgo en 2005, Iris Fontbona mantuvo un perfil bajo, pero su influencia es innegable. A pesar de delegar la gestión operativa en sus hijos, participa en las decisiones estratégicas del holding y forma parte de los consejos de istración.
Además de su faceta empresarial, Fontbona es conocida por su filantropía. Lidera cinco fundaciones en Chile enfocadas en educación, salud y justicia social. Esta visión humanitaria refuerza su imagen como una empresaria comprometida con el desarrollo del país.
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