Los gases de efecto invernadero son esenciales para mantener las condiciones de vida en la Tierra, ya que permiten que una parte del calor del sol quede retenido en la atmósfera, asegurando una temperatura habitable.
Sin embargo, el aumento de estos gases ha tenido un impacto considerable en el clima global. Este fenómeno ha provocado un calentamiento acelerado de la atmósfera, alterando los patrones climáticos y afectando la estabilidad de los ecosistemas.
Con el paso del tiempo, los efectos negativos de estos gases se han vuelto más notorios. El calentamiento global y sus consecuencias se sienten cada vez con mayor intensidad y el incremento de las temperaturas ha desencadenado una serie de eventos extremos, como olas de calor más intensas, sequías prolongadas y tormentas más poderosas.
Estos cambios no solo afectan las condiciones de vida de los seres humanos, sino también los hábitats naturales de diversas especies, alterando la biodiversidad de muchos ecosistemas. Pero, ¿cuál es la causa principal del aumento de los gases de efecto invernadero?

Cuál es la causa principal del aumento de los gases de efecto invernadero
Según National Geographic, los gases de efecto invernadero (GEI) juegan un papel fundamental en la regulación de la temperatura de la Tierra, atrapando el calor del sol y manteniendo el clima habitable.
Sin embargo, en las últimas décadas las concentraciones de estos gases en la atmósfera han alcanzado niveles alarmantes, debido principalmente a las actividades humanas, especialmente la quema de combustibles fósiles, de acuerdo a informes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), y la Agencia Internacional de Energía (IEA).
El dióxido de carbono (CO2) es el gas de efecto invernadero más prevalente y peligroso, y su principal fuente es la quema de materiales orgánicos como carbón, petróleo, gas y madera.
Esta liberación de CO2 se ha incrementado significativamente con el aumento de la industrialización y el transporte. Según datos de la istración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) de los Estados Unidos, los niveles de CO2 han superado las 419 partes por millón, el valor más alto desde que comenzaron las mediciones, en 1958.
Además del CO2, otros gases como el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O) también contribuyen al cambio climático. El metano, que es 84 veces más potente que el CO2 en los primeros 20 años, proviene principalmente de actividades agrícolas, como la digestión de animales de pastoreo y la gestión de residuos.

Por su parte, el óxido nitroso, un gas utilizado principalmente en la agricultura y la ganadería, es 264 veces más potente que el dióxido de carbono y permanece en la atmósfera durante más de un siglo.
Aunque el vapor de agua y el ozono también son gases de efecto invernadero, estos no son emitidos directamente por actividades humanas y su impacto es menos controlable. Los gases industriales, como los hidrofluorocarbonos (HFC), también tienen un impacto significativo debido a su capacidad para atrapar calor y su permanencia en la atmósfera durante siglos.
Las principales causas del aumento de estos gases incluyen el uso de combustibles fósiles para la producción de energía, el transporte, la agricultura intensiva y las industrias extractivas. A medida que los niveles de CO2 siguen creciendo, los gobiernos y organizaciones internacionales, advierten que se requieren cambios drásticos para reducir las emisiones y mitigar los efectos del cambio climático.
Una de las soluciones más efectivas y urgentes es la transición hacia fuentes de energía renovables, la mejora de la eficiencia energética y el fomento de prácticas agrícolas sostenibles. Además, es fundamental implementar estrategias para capturar el CO2 ya presente en la atmósfera, como la reforestación y el uso de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono.
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