Hay sol, el cielo es azul y, a pesar de su brillo, la tarde invernal parece no poder sacarle la tristeza al hospital neuropsiquiátrico José Tiburcio Borda. Salvo aquí, entre los jardines, entre estos árboles algo deshojados, donde personas concentran remolinos de colores. Son sus movimientos y risas, los que animan las inmensas moles grises, rastis de pabellones de hospital.
(Pienso que si no estuviera el sol, todo sería más tenebroso).
En uno de estos rincones ocurre un momento histórico: antiguos pacientes del Borda vuelven de visita después de años, a sentarse bajo estos árboles. Como Charly, de impecable camisa a cuadros y sonrisa espontánea; o Hugo, con sus anteojos, su poesía y su eterna boina beige. Tienen la mirada casi siempre resplandeciente, unos visionarios, unos adelantados.
Los ex- pacientes se encuentran con amigos, con internos del hospital y con coordinadores de servicios que son psicólogos, psiquiatras. Se abrazan, se dan la mano. Hay clima de familia, hay clima de festejo.
Junto a ellos, en una mesa precaria, descansan decenas de cables enredados y varias computadoras. Esperan el momento clave, el minuto "D", ése en el que llegue Alfredo Olivera, llevando de la mano a su pequeña hijita franco-argentina. Alfredo Olivera, el psicólogo fundador del proyecto, hace ya veinte años atrás. Fue entonces, en 1991, cuando él y todo su equipo crearon ésta, la radio de los pacientes de un hospital neuropsiquiátrico, como una herramienta terapéutica original, un lazo de comunicación inmediata entre los internos y la comunidad, y un medio expresivo potente, inagotable, rico. Ellos crearon La Colifata, la primera radio del mundo en transmitir programas realizados por pacientes psiquiátricos, desde dentro mismo de un hospital. Y hoy, primer sábado de agosto, es su cumpleaños. Ni más ni menos que el veinte. ¡Pavada de numerito, para un proyecto social de salud mental que en dos décadas jamás recibió apoyo local institucional alguno!
"El es el ángel de La Colifata", declara, micrófono en mano –esta tarde todos quieren participar de los festejos- Liz Garcés, hermana de Jorge Garcés, ex interno del Borda recientemente fallecido. "Mi hermano falleció antes de ayer, el jueves", comenta Liz."A pesar de haber sido su entierro hoy por la mañana, no quería dejar de venir al cumpleaños de la radio en representación suya. La Colifata era la pasión de mi hermano. Le devolvió un sentido a su vida."
"Fue Garcés, quien le puso el nombre a la radio", explica Sergio Suez, oyente de La Colifata un y amigo cercano al proyecto. El se acercó a ayudar hace años, y quedó enganchado, comprometido, a pesar de no haber estado nunca en relación directa con el Borda. Fue Suez, quien les consiguió a veinte pacientes sus primeras vacaciones en San Carlos de Bariloche.
"Estoy cansado de que me digan loco; de las pastillas con horarios; de la noche; de la soledad; de la espera de las visitas", suena una voz en off. La grabación retorna como el viento soplando: "Estoy cansado de que me digan loco; de la noche; de la soledad...". Entre los edificios secos, desnudos, el eco se multiplica mínimamente y tanta verdad descarnada produce un pequeño escalofrío.
Mientras, en el cumpleaños, los micrófonos pasan de mano en mano como si se tratara de una ronda de mates, y todos aportan lo suyo, todos tienen algo que decir.
"Salud es el cuerpo, es el alma, es el espíritu". "Salud es el don de encontrarse a sí mismo, es la dignidad del ser humano. ""La salud es lo que permite que en un momento determinado, el alma brote y fluya como un manantial." Estallan los aplausos ante los arrebatos ahora reflexivos, ahora poéticos, de los internos y externalizados.
Mientras tanto, budines, bizcochuelos, facturas y tortas van de aquí para allá. "¿Me invitás una porcioncita">