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      5 estrategias para poner límites sin perder la calma

      Ni la paciencia es permisividad, ni se opone a la exigencia. Por el contrario, la exigencia con cariño es la clave para no perder la paciencia con nuestros hijos y educar de forma firme, pero amable.

      5 estrategias para poner límites sin perder la calmaLa exigencia con cariño es la clave para no perder la paciencia con nuestros hijos. Foto: Shutterstock

      Los adultos solemos confundir la paciencia con la falta de límites o con la falta de carácter, pero al hacerlo caemos en una doble trampa que nos hace creer entonces que está bien no intentar ejercerla si no queremos perder autoridad sobre nuestros hijos.

      Pero, en realidad, paciencia y autoridad no son excluyentes. De hecho, un motivo común por el que los padres suelen perder la paciencia es cuando sienten que no están ejerciendo una genuina autoridad sobre sus hijos, cuando los límites fallan o no existen.

      Ser pacientes y firmes a la vez es posible, pero hacerlo exige de verdad un enorme grado de autoconocimiento y autocontrol, cuya necesidad se vuelve evidente con la llegada de los hijos, cuando nuestra paciencia es puesta verdaderamente a prueba. Y es así que esos pequeños grandes espejos ambulantes, cuando llegan, nos devuelven una imagen de nosotros mismos que quizá no esperábamos, o que no siempre nos gusta, abriendo una compuerta a una dimensión desconocida: nuestra propia emocionalidad.

      Pero si tener paciencia no implica no saber poner límites, tampoco es sinónimo de permisividad. Repetir las cosas millones de veces sin obtener resultados, “estirando” las disputas con los chicos eternamente en un desgaste inútil e ineficaz, hasta que se cansan o nosotros “aflojamos” por cansancio no es tener paciencia. Eso es ser permisivo. Y muchas veces es esa permisividad, malentendida como “mucha paciencia”, la que nos hace terminar explotando.

      ¿Cómo reconocer si estamos siendo pacientes o permisivos">