Incansable, Raúl Lavié encontró en esta etapa de distanciamiento social una posibilidad de descansar y dedicarse a algunas actividades relegadas en tiempos previos a la pandemia, como pintar, dibujar y retomar la escritura de sus memorias. A los 83 años, tiene mucho para contar de su recorrido por la vida y la profesión.
Pero, además, prepara su primer show por streaming, A mi manera, este viernes 11 de septiembre, a las 21, donde habrá tangos, boleros, baladas y temas folclóricos. Y también un recuerdo especial para su hijo Leonardo, que murió hace un año y medio.
-¿Cómo te preparás para este nuevo formato de espectáculo? ¿Te provoca ansiedad?
-Lo tomo con mucha naturalidad porque, si bien es algo nuevo, le encuentro mucha similitud con una transmisión televisiva. Por otro lado, me resulta fabuloso e inquietante a la vez, porque es un show que puede llegar a todo el mundo. Por mi trabajo, viajé mucho, canté en los escenarios más increíbles de muchas ciudades y, ahora, es otra manera de volver a estar con esos públicos, a pesar de la distancia. La única condición que puse fue realizarlo en un espacio adecuado y por eso elegimos la Usina del Arte.
-¿Qué condición es indispensable?
-Desde lo técnico y lo artístico tiene que ser impecable. La Usina tiene una acústica espectacular, una iluminación teatral y un espacio lo suficientemente amplio como para que yo pueda estar junto a mis cuatro músicos en vivo en el escenario y con la distancia social que establecen los protocolos. Ni por todo el oro del mundo lo haría en un lugar precario, por respeto a mi trabajo y al público, pero también porque tienen que estar dadas las condiciones de seguridad sanitaria para este momento.
-¿Cómo te llevás con el aislamiento social en este tiempo de pandemia?
-Desde que volví de hacer temporada en Carlos Paz, el 10 de marzo, me quedé adentro y no volví a salir. Estoy en casa, con mi mujer, Laura, y tratamos de llevarlo de la mejor manera posible, porque no es sencillo estar juntos las 24 horas, día a día. Pero compartimos las tareas domésticas, ella me ayuda ahora con lo del streaming y nos tenemos paciencia. Llevamos más de 40 años de casados y ésta es una experiencia más de las tantas que hemos vivido, buenas, malas, de todo. Uno se va adaptando y encontrándole la vuelta, obligado por las circunstancias.

-¿Te costó estar alejado de tu familia?
-Bastante, pero, por suerte, una de mis hijas vive en la casa de al lado, con su marido y dos de mis nietos. Así que nos ayudan bastante. Eso vino bien para que no nos agustiáramos tanto. Yo tengo once nietos, cinco son chiquitos y con Laura los disfrutamos mucho. Ellos sufren como nosotros por no poder vernos, pero los niños son muy sabios y. a pesar de eso, lo entienden y lo aceptan. Los otros seis ya son adultos así que, de que ellos, ya espero que lleguen los bisnietos.
-¿Extrañás subirte a un escenario, estar cerca del público?
-Sí, pero en los últimos años participé de tantos proyectos, por suerte, que no tuve mucho tiempo de descansar. Y ahora esta circunstancia me permitió tener un tiempo para mí, para hacer las cosas que me dan placer como pintar, dibujar y retomar la escritura de mis memorias.
-¿Tenés ganas de contar muchas cosas?
-Tengo ganas de dejar testimonio de tantos años de vida y de profesión. Yo empecé a trabajar a los 12 años porque tenía que ayudar en mi casa, éramos muy humildes. Me criaron mis abuelos y me enseñaron el valor del esfuerzo y de ser personas de bien. Pero siempre con alegría, con una actitud positiva. A veces, uno se va olvidando de las cosas, pero cuando empieza a buscar aparecen situaciones maravillosas que no recordaba que estaban ahí. Y surge una evaluación de todo el camino recorrido, cómo uno fue creciendo, los distintos momentos de la vida y de la profesión. Yo amo la vida, a la vida hay que respetarla, quererla y ser agradecido porque cada etapa tiene una devolución maravillosa. Escribir la propia historia es un gran ejercicio de autoterapia.
-Una manera de hacer más llevadero este momento y de encontrarle un lado bueno, también.
-Es eso que se llama resiliencia. Valorar lo bueno que uno tiene y tener en cuenta a aquellos que no tienen las mismas posibilidades y ahora están pasando un momento muy difícil. Yo participé hace poco de un programa del Gobierno de la Ciudad, en el que llamamos por teléfono a adultos mayores, gente de mi edad, que estaban solos, para conversar con ellos. Fue una experiencia increíble.
-En esta etapa marcada por la virtualidad, ¿cómo te llevás con la tecnología?
-Me llevo bárbaro. Tengo dos computadoras para trabajar con el tema del sonido y ahora estuve ensayando por Zoom con los músicos. A veces tengo que pedir ayuda con algunas cosas, pero me adapto. Uno debe obligarse a adaptarse y aprovechar lo bueno que ofrece lo nuevo. Además, es de una practicidad brutal, ¿cómo no aprovecharla">