"Las nominadas en la categoría Mejor Actriz de Repartos son... Fay Bainter, por La mentira infame; Judy Garland, por Juicio en Nuremberg; Lotte Lenya, por Primavera romana; Una Merkel, por Verano y humo; y Rita Moreno, por Amor sin barreras..."
Por un momento, la expectativa llenó de silencio el Santa Monica Civic Auditorium, mientras Rock Hudson recibía el sobre, lo abría con elegancia, leía, sin el preludio del hoy ya clásico "y la ganadora es...", amoldó el paladar para ablandar la "r" inicial y anunció: "¡Rita Moreno, Amor sin barreras!".
En la platea, la actriz nacida 30 años antes en Puerto Rico como Rosa Dolores Alverío, desplegó la belleza de su inmensa sonrisa de par en par y recorrió la distancia que la separaba del escenario como si debajo de su pollera acampanada tuviera alas en vez de piernas, mientras la "barra" -con bandera y todo- ovacionaba desde el pullman.
No hubo discursos. Apenas un "no lo puedo creer" emocionado. Tal vez en ese momento a Rita ni siquiera se le pasó por la cabeza que estaba haciendo historia, al haberse convertido en la primera actriz latina que lograba semejante galardón, uno de los 10 que Amor sin barreras (West Side Story)- se llevó esa noche del 9 de abril de 1962.

Pero sí, tal vez Moreno, que a esa altura llevaba ya casi dos décadas trabajando en Broadway, donde tuvo su primer papel a los 13 años como la Angelina de la obra Skydrift, pensó que a partir de ese día el cine le daría la oportunidad de interpretar algo más que los típicos roles estereotipados que le habían ofrecido hasta entonces.
Pues bien, si así lo hizo, la actriz, que unos años antes había sido tapa de la revista Life con el título Rita Moreno: catálogo de actrices del sexo y la inocencia, y que para entonces ya se había enamorado de Marlon Brando y había tenido un romance al paso con Elvis Presley, a quien le bajó el precio como amante, se equivocó de cabo a rabo.
"Ja, ja. Se los demostré. Después de ganar el Óscar no hice otra película durante siete años... Antes de West Side Story estaban siempre ofreciéndome papeles estereotipados de latinas. Las Conchitas y Lolitas en los westerns", contó con el diario del lunes, del martes y el miércoles también, en 2008.
"Siempre estaba descalza. Era humillante, cosas vergonzosas. Pero lo hice porque no había nada más. Después de West Side Story era más o menos la misma cosa. Una gran cantidad de historias de pandillas", completo el cuadro de situación de aquellos tiempos Rita, quien este viernes 4 de junio presentó este viernes en San Juan de Puerto Rico su documental Rita Moreno: Just a Girl Who Decided to Go for It.
Y tal como lo expresa el título de la realización, la chica debió decidir "ir por eso" que era su pasión por la actuación, el canto y el baile, y lo hizo apostando al teatro, que según le confesó a EFE recientemente, se transformó en su tabla de salvación.
"El teatro siempre me salvó la vida", itió Moreno en la previa de la presentación del documental en el centenario Teatro Alejandro Tapia y Rivera de su tierra, con sus 89 joviales años que se verán en la nueva versión de West Side Story, dirigida por Steven Spielberg.
"Las producciones de teatro siempre me salvaron la vida, porque había espacio para mí como actriz, y también para bailar y cantar", señaló Moreno, una de las pocas artistas que además de haber sido premiadas por la Academia de Hollywood, también lo fueron en los premios Grammy, a la música; los Emmy, a la televisión; y los Tony, al teatro.

La maldición de ser latina
A la distancia, Moreno no pierde de vista el sabor agridulce que tuvo aquel único Oscar que obtuvo por su papel de Anita en el filme adaptado del musical West Side Story, al recordar que entonces "no había papeles para latinos en las películas".
"En aquel entonces Hollywood estaba lleno de prejuicios. La puerta estaba cerrada para los actores latinos y los únicos papeles que me daban era para interpretar a mujeres indias, polinesias o árabes. Siempre papeles de chicas que no hablaban bien inglés y que llevaban trajes escotados", contó Moreno a BBC Mundo en 2013.
"Eso me rompió el corazón, porque no encontraba trabajo", recordó Rosa Dolores Alverio. "Después, me ofrecían un poco más, pero en un plano más pequeño", agregó la legendaria actriz.

En ese contexto, el papel de Anita en West Side Story ofrecía las características de un personaje que le resultaba interesaba, porque "tenía cierta dignidad y personalidad".
"Me encantó y estaba tan emocionada. En ese entonces, con ese papel tan grande, era obvio que iba a tener un gran éxito. Fue un delirio", recordó, en línea con lo que se ve en el registro de aquella premiación. Desgraciadamente no fue así.
Último avión a Londres
Tras los rechazos para obtener otro papel importante en otra gran película, Moreno decidió irse a Londres, donde continuó su carrera en el teatro. Al fin de cuentas la actriz se había moldeado como una potencial artista a sus 4 años, escuchando música por un fonógrafo y bailando junto a su abuelo en Juncos, municipio cercano a su natal de Humacao, según relató.
"Me interesó ser artista porque empecé mi vida bailando. Para mí bailar era lo más natural del mundo. Y como yo era bonita, sabía que iba a tener mucha atención de la gente. El querer la atención del público es muy necesario para los artistas", itió.
Un año más tarde, debido al divorcio de sus padres, se trasladó con su madre a Nueva York, donde acudió a una escuela de baile y se pulió bailando y luego cantando. "¿Qué puertorriqueña no sabe bailar, cantar y 'rumbear'?", cuestionó.