La semana pasada circuló por las redes la foto del femicida Pablo Cuchán, acusado de haber asesinado y descuartizado a su novia. Luego de haber cumplido la condena (11 años) su perfil de Tinder buscando nueva “compañera” desató la ira de familiares y conocidos: “Podría decir que siento bronca, indignación y que me duele verlo ahí. Pero lo único que me gustaría es que no engañe a nadie más a través de las redes y le haga a otra persona lo que le hizo a mi hermana”, ruega la hermana de Luciana Moretti, su víctima. Además, su foto saltó nuevamente a la luz bajo una nueva denuncia, reciente, por violencia de género. ¿Hasta dónde, nos preguntamos, pueden seguir online este tipo de perfiles? El caso citado es un extremo en una escala de violencias que pueden ocurrir, algunas más "invisibles" que otras. ¿Hay manera de que los s, las usuarias, se puedan alertar entre sí ante casos de agresión verbal, sexual y física">