Transitar la cuarentena es un desafío que puede resultar difícil tanto para los niños como para sus madres y padres. Entre los chicos, el cambio de rutina, el distanciamiento con amigos y afectos y el encierro puede derivar en situaciones como la regresión.
Pero, ¿qué es la regresión? Se trata de un proceso por el cual “el niño, que en condiciones normales está en constante aprendizaje de cosas nuevas, de repente da un paso atrás y retoma costumbres y actitudes que tenía cuando era más pequeño”, aseguró a Entremujeres Clarín Griselda Geuze, licenciada en fonoaudiología y fundadora y directora de Iles Argentina.
Según la referente en temas de crianza y neurodesarrollo, hacerse pis encima, comenzar a hablar como un bebé, pedir un chupete, volver a pedir la mamadera, querer dormir con los padres o chuparse el dedo son algunas de las conductas que pueden aparecer en este caso entre los niños.
Geuze explicó que “las conductas regresivas se producen por tensión, ansiedad e inseguridad. El niño percibe que su medio íntimo ahora no está siendo armonioso ni estable y, frente a este malestar, decide, inconscientemente, dar un paso atrás en su desarrollo para apoyarse en esas cosas que lo hacían sentirse seguro”.
En ese sentido, la especialista sostuvo que la respuesta de los adultos tendrá que ver con “generar en el seno familiar un ambiente más calmo, menos tenso, agobiante y amenazante, y dar lugar a los seis elementos fundamentales en la crianza: la mirada, la escucha, la comprensión, la contención, la demostración de afecto y el juego compartido”.
Volviendo a aquello de que el aislamiento no es fácil ni para niños ni para adultos, Geuze aclaró: “Los hijos perciben cuando sus padres están enojados, desbordados o nerviosos y reaccionan frente a ello. Esto no significa mentirles o crearles una fantasía diferente a la realidad, sino adaptarse a la capacidad de comprensión de los niños y moderar la información que les hacemos llegar”.