María de los Milagros Masino tiene 40 años y hace casi tres que convive con el cáncer de colon, el segundo cáncer de mayor mortalidad en nuestro país. Como el de ella, en el consultorio se detectan cada vez más casos de esta enfermedad en adultos jóvenes menores de 50 años.
El diagnóstico la encontró en Singapur, con una hija de un año y medio y un matrimonio que se rompía. Después de una operación de urgencia, volvió a la Argentina y los primeros meses se dedicó a trabajar sobre sí misma. "Mi objetivo principal era llegar a la segunda cirugía, ya que solo tenía un 1% de posibilidades de hacerlo porque los resultados del primer PET scan (tomografía por emisión de positrones, en español) fueron muy desalentadores", cuenta a Entremujeres. Implementó una alimentación más consciente, empezó a practicar yoga y a caminar 40 cuadras por día y poco a poco retomó equitación, una de sus grandes pasiones.
En carrera
Cuando la complejidad de su estado no le permitía subirse al caballo, se quedaba junto a él, lo acariciaba y se conectaba con el cariño y la fuerza del animal que, asegura, la ayudaron a sentirse mejor. "Los caballos y la escritura son mi inspiración y mis escudos contra la muerte", comparte María, y asegura que la actividad ecuestre "saca lo mejor de vos para enseñarte lo que es la libertad. Te corre de tu zona de confort, te disciplina física, mental y emocionalmente, te empuja a superar obstáculos y a 'intentar' todo el tiempo".
Subirse al caballo y manejar las riendas después de una terapia intensiva o una quimioterapia resulta muy simbólico: "Te empodera como persona y como paciente". Por eso, y en el marco del Día Mundial de prevención de esta enfermedad -el 31 de marzo-, lanzó Caballos por la Vida, un programa de equinoterapia orientado a personas con cualquier tipo de cáncer. "Mi sueño es poder transmitir esta experiencia a otros pacientes que estén en la misma situación".
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La equinoterapia es una herramienta de estimulación biofísica y emocional complementaria de las terapias médicas tradicionales que "usa" a un caballo para mejorar la calidad de vida de las personas, por ejemplo, con discapacidad física o psíquica.
María Paz Pinto, licenciada en psicopedagogía, docente y coordinadora de equinoterapia en el Centro Ecuestre Palermo (ex GEBA) -donde tendrá lugar este programa-, explica que "el caballo es una fuente inagotable de estímulos que favorece a la persona desde el punto de vista motor y atencional, así como el equilibrio y los reflejos, y también actúa en las funciones cognoscitivas".
El objetivo es "lograr que la persona supere el rol de enfermo y recupere la ilusión por la vida; además, que pueda reincorporarse a su vida cotidiana -que es algo que se pierde-, disminuir el aislamiento social (hay tratamientos de larga duración en los que se da una pérdida de autoestima) y adquirir la capacidad para asumir nuevas responsabilidades ('yo puedo ocuparme de un otro y que no se estén ocupando todo el tiempo de mí')", detalla Pinto.

En algunas provincias existen leyes que contemplan la equinoterapia como alternativa terapéutica, aunque no hay una normativa nacional. Además, las experiencias que hay en el país hasta el momento se centran, por ejemplo, en tratar problemáticas como la discapacidad o la drogadicción, por lo que esta iniciativa es la primera que se concentra en personas enfermas de cáncer. "Hay que tener en cuenta que es una situación particular porque estas personas pueden encontrarse en el final de su vida y porque pueden poseer una necesidad especial motriz -sea temporal o permanente- aunque, en la mayoría de los casos, hacen uso total de sus facultades mentales", describe Masino. "En mi caso, cuando estoy bien puedo hacer equitación como una persona normal, pero cuando estoy disminuida corporalmente, necesito ir más despacio y tener otro tipo de contención en la pista. La monta terapéutica me ayuda a llevar adelante la severidad del tratamiento", cuenta María, quien aclara que se maneja siempre con aptos físicos coordinados por sus médicos.
Juan Manuel O'Connor, jefe de la sección Tumores Gastrointestinales del Instituto Alexander Fleming y médico de María, opina que "la idea de esta actividad desde el punto de vista médico es, justamente, generar un espacio en común que permita una sensación de bienestar. La psicooncología, como sucede en distintos ámbitos, no necesariamente es la manera más efectiva de ayudar a todos y cada uno de los casos. Entonces, esto surge como una opción a algunas actividades relacionadas a la psicooncología para dar un marco de contención diferente".
Las clases serán los lunes -cuando la pista está cerrada para la actividad hípica- y con caballos seleccionados especialmente. Para consultas sobre costos, se pueden comunicar directamente con Centro Ecuestre Palermo (+54 9 11 5860‑6468 y +54 9 11 6456‑9245), no se necesita experiencia previa. El equipo se encuentra en la búsqueda de sponsors para poder implementar un sistema de becas que les permita acercar la experiencia a niños del Hospital Garrahan.
La prevención temprana, la clave
Con pocas posibilidades de sobrevida pero mucha fuerza, María creó hace un par de años la Red de o para personas con cáncer de colon y la campaña digital #PrevenirEsVivir, que busca sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la detección precoz de esta enfermedad. "Hay más afinidad para hablar de cáncer de mama, pero poco sobre cáncer de colon", se queja. Pero no se quedó enfrascada ahí sino que, con esa fortaleza que solo tienen las personas valientes, se enfocó en promover el diagnóstico temprano, este año, con el lema "No hay edad para el cáncer de colon".
El cáncer colorrectal (CCR) es el tumor maligno que se desarrolla en la última porción del tubo digestivo, es decir, el intestino grueso, compuesto por el colon y el recto, y se produce como consecuencia de una compleja interacción de factores hereditarios y ambientales. En más del 80% de los casos, aparece primero un pólipo (un crecimiento anormal de las células de la pared interna del intestino grueso) llamado adenoma, que puede crecer lentamente durante más de 10 años y puede, eventualmente, transformarse en un cáncer colorrectal. Esta lesión precursora lo transforma en uno de los tumores más prevenibles ya que, detectado a tiempo, se cura en el 90% de los casos.
Argentina es uno de los países más afectados: cada año se descubren más de 13.000 casos y "mueren casi 7.000 personas (es el segundo cáncer de mayor mortalidad en el país), es decir, 20 personas por día a causa de esta enfermedad", detalla el doctor Luis Caro, médico especialista en gastroenterología y director general de Gedyt (Gastroenterología Diagnóstica y Terapéutica). Y no sólo afecta a hombres, sino también a mujeres casi en el mismo porcentaje.
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Si bien la mayoría de los casos de CCR se dan en personas mayores de 50 años, el caso esporádico (es decir, sin que aparentemente exista ningún factor que favorezca su desarrollo) como el de María parece no ser tan excepcional: se están detectando ciertas tendencias que indican un aumento de la incidencia de este tipo de cáncer en jóvenes adultos menores de 50 años (edad en la que arrancan los controles de prevención de esta enfermedad).
Según un estudio del MD Anderson de Texas -el hospital oncológico más importante de Estados Unidos- publicado en 2014 en un artículo ("Colorectal cancer alarm: rates rising in young adults") en Medscape, una de las más prestigiosas bibliotecas médicas del mundo, la tasa de incidencia de este tipo de cáncer está creciendo en el grupo de jóvenes adultos de 20 a 34 años y se espera un aumento específico de un 38% para el año 2020, mientras que en el grupo de 35 a 49 años la progresión será de un 27%.
Un artículo ("Why is colorectal cancer targeting the young">