No tenía más margen Independiente en la Copa Sudamericana. Salió al césped de Montevideo sabiendo que ganando los tres partidos restantes en el grupo A se iba a meter en octavos de final, porque Guaraní había igualado 2 a 2 en el turno anterior contra Nacional Potosí en Bolivia. Se despertó justo a tiempo el Diablo. Y se despertaron todos los que no hacían goles y a los cuales se les reclamaba justamente el poco peso en la red. Matías Giménez (por dos), Millán, Tarzia e Hidalgo pudieron anotar al fin y el 'Rojo' se trajo una goleada clave por 5 a 1 ante Boston River para acomodarse en el plano internacional.
Se asustó, pero no se dejó amedrentar por los fantasmas de la derrota. Independiente había arrancado con una pisada en falso en un Estadio Centenario semivacío. Parecía que ese gol de Agustín Anello a los 6 minutos lo condenaba a padecer en esta Copa. Sin embargo, en 15 minutos el equipo de Avellaneda lo dio vuelta.
Mucho tuvo que ver en la remontada Boston River. Es que el local hizo todo lo posible para facilitarle las cosas a su rival. Un grosero error del arquero Bruno Antúnez en salida le sirvió en bandeja la pelota a Luciano Cabral, a quien le hicieron penal aunque al instante definió Matías Giménez con el arco vacío.
El Narigón al fin pudo romper la sequía. No anotaba desde marzo del año pasado y en el medio debió atravesar una lesión de ligamentos de rodilla que lo hizo bajar muchísimo su nivel. Era una noche especial para él porque Vaccari le había dado una nueva oportunidad como titular (¿tal vez la última?) y la aprovechó.
Esa falla de su arquero resquebrajó toda la confianza que Boston River había adquirido con el tanto tempranero. Y desde ese instante a los defensores uruguayos los comieron los nervios y la presión de los atacantes del Rojo (vestido de blanco). Seguía perdiéndose goles, Independiente. Con Cabral manejando, con la profundidad de Alvaro Angulo, con el despliegue de Felipe Loyola, el Diablo metía la cola pero le faltaba meter más goles.
Hasta que llegó un buen centro de Diego Tarzia que capitalizó Lautaro Millán, otro que se sacó la mufa porque no suele convertir. De hecho, fue su segundo tanto en Primera División.
Nada cambió en el complemento. Era la jornada ideal para que los hombres que venían con la pólvora mojada recuperaran la confianza. Y en el tercero le tocó a Tarzia, que definió cruzado tras una asistencia de taco de un iluminado Giménez. El sanjuanino clavó el cuarto de penal (infracción de Juan Acosta sobre Tarzia). Y hubo tiempo para que Santiago Hidalgo también anotara el suyo al final.
Independiente enderezó la noche y se encausó en la Copa. Ganó la primera de sus tres finales y le queda recibir a Guaraní y a Nacional Potosí en Avellaneda. Eso sí, el domingo cambiará el chip para jugar los playoffs del torneo local ante Independiente Rivadavia.
Relato |Minuto a minuto
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