El rumor se esparció durante la semana pasada en simultáneo con la danza de nombres que empezaba a sonar para reemplazar a Fernando Gago. Y por estas horas, tomó cuerpo de noticia. Juan Román Riquelme decidió que Mariano Herrón se haga cargo del equipo hasta que termine la participación de Boca en el Torneo Apertura. En el mejor de los casos, será hasta el 1° de junio, día de la final en Santiago del Estero. ¿Y después? ¿Irá a la carga por Gabriel Milito para el Mundial de Clubes?
El estado de ánimo mezcla bronca y decepción de la tribuna porque los entrenadores cada vez duran menos y, en consecuencia, los títulos no llegan. Desde que Román ganó las elecciones en diciembre de 2023, Boca no volvió a ser campeón. De Jorge Almirón -el último técnico del gobierno de Jorge Amor Ameal, más allá de que fue una elección del propio ex “10”- pasó a Diego Martínez. Luego, a Gago. Todos fracasaron y el mandamás azul y oro comienza a ser el foco de las críticas.

¿Por qué Riquelme decidió que Herrón continuara al frente del timón xeneize? Hay una relación de amistad que se forjó en el Club Social Parque y luego, en el Semillero del Mundo. Ambos son categoría 1978, aunque Herrón nació cuatro meses antes. El volante central debutó en Argentinos Juniors. Román siguió su camino a Boca, donde se transformó en leyenda de la mano de Carlos Bianchi.
Como el fútbol suele ser cíclico en la mayoría de los casos, Riquelme volvió a coincidir con Herrón cuando regresó a La Paternal y su viejo amigo era ayudante de campo de Claudio Borghi. En 2019, cuando Román asumió como vicepresidente de Ameal y cabeza del Consejo de Fútbol, le abrió las puertas de Boca y lo ungió como colaborador de Miguel Angel Russo.
El veterano entrenador, campeón de la Libertadores 2007 con Román en su esplendor, fue despedido, pero Herrón continuó en el club. Pasaron Sebastián Battaglia, Hugo Ibarra y los mencionados Almirón, Martínez y Gago y siempre apareció el ex mediocampista para tapar los agujeros de la transición. Es un hombre de Riquelme y el brazo ejecutor en la cancha.
“Hay veces que yo no estoy de acuerdo con la formación, pero es lo que decide el técnico. Yo soy hincha, me gusta el fútbol, y a veces no estoy de acuerdo con los equipos que arman nuestros entrenadores, pero confiamos. Con calma, las cosas van a estar bien”, dijo el año pasado, cuando Martínez todavía era el entrenador. Y aunque es cierto que el estratega tiene la última palabra, presiona.
A todos se les metió en el vestuario. A Russo, a Battaglia -hizo bajar a los jugadores del micro tras una caída con Gimnasia en la Bombonera- y a Ibarra, que incluso recibió un llamado contra Patronato para darle pista al Changuito Zeballos. Con Almirón discutió por Valentín Barco, a quien le pidió que lo relegara porque estaba en un conflicto contractual. Con Martínez tuvo diferencias porque no incluía a Brian Aguirre como titular o lo hacía jugar por la derecha. Con Gago, más reciente, hubo discrepancias por la línea de cinco que presentó en el Monumental y por Alan Velasco. Pintita quería a Matías Rojas, a quien conocía de Racing. Llegó el ex Independiente, una debilidad de Román. Y contra Tigre jugó de entrada.

Hay otras razones para sostener a Herrón. En el peor de los casos, una derrota más temprano que tarde o incluso una caída en la final, podría quemar a un nuevo entrenador. Entonces, ¿Riquelme regala o gana tiempo? “Esto es día a día, yo estoy para ayudar”, dice el entrenador interino. Hasta este lunes, el presidente no se comunicó con ninguno de los tres candidatos que tiene en carpeta: Milito, Gustavo Quinteros y el Kily González.
Si Boca queda rápidamente afuera de la carrera por el campeonato, Román podría acelerar las gestiones. Milito y Quinteros están en el exterior, ambos dispuestos a escuchar una propuesta. El Kily está más cerca. Ahora, los tiempos corren para todos. Y, según pudo averiguar Clarín, al ex entrenador de Atlético Mineiro lo seduciría un proyecto europeo. No descarta dirigir en Argentina, pero tampoco será en la coyuntura de una emergencia. Habrá que ver si, finalmente, llega el llamado de Riquelme. Hoy por hoy, Gaby es el que más seduce.
Ante Lanús, en definitiva, estará Herrón. Será su décimo partido como técnico de Primera en su cuarto interinato. En Boca esperan que termine con un final feliz, dando la vuelta olímpica en el estadio Madre de Ciudades. Lo necesitan los hinchas, que vienen golpeados por la prematura eliminación de la Libertadores. También, Riquelme, cuyo póster empezó a desteñir.
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Redactor de la sección Deportes, especializado en fútbol [email protected]
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