Si esta muestra logra desconcertar o intranquilizar a alguien, será genial”, dice Ana Longoni –escritora, investigadora y principal promotora del rescate de la figura de Oscar Masotta- en pleno montaje en la sala PAyS del Parque de la Memoria. Entre pequeños toques surrealistas (una corbata siempre floja, un yacaré como mascota, una biblioteca de libros arrebatados); agudos textos críticos en torno a las prácticas artísticas y literarias; lúcidas y visionarias ideas sobre el poder de los medios de comunicación en la creación de la realidad, e irreverentes licencias para articular, de modo personal y único, teorías disímiles como el psicoanálisis lacaniano, el marxismo y la semiótica, con el arte de vanguardia, Oscar Masotta se constituyó como figura clave de la cultura y la intelectualidad argentina de los años 60.

Olvidado e incomprendido durante décadas, La teoría como acción –la muestra curada por Longoni que se inauguró ayer– reúne un amplio número de obras y documentos (algunos inéditos) en torno a su figura. Impulsada por el Museo de Arte Contemporáneo de México y presentada hace pocos meses en Barcelona, la exposición establece un itinerario intelectual a partir de diversos núcleos (el happening, el arte de los medios, la historieta, la política, la literatura) que intentan dar cuenta de las numerosas aristas de un intelectual que se sigue resistiendo a las catalogaciones.
-¿Podemos pensar hoy a Oscar Masotta como un artista contemporáneo">