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      El Brooklyn de Arthur Miller sigue vivo en su dramaturgia

      El escritor visitó por primera vez el barrio a comienzos de los años ‘20. Lo usó de inspiración en muchas de sus obras.

      Redacción Clarín

      Por Helene Stapinski

      The New York Times

      Cuando Arthur Miller visitó por primera vez a sus primos del campo en Brooklyn, a comienzos de los años ´20, Midwood no era un barrio, era una descripción. Parches de bosques se erguían frondosos bien cerca de su casa en East Fifth Street, de manera que los niños podían atrapar ardillas, conejos y otras pequeñas presas. Había caminos de barro y campos sembrados de tomates, al igual que bolsas de papas en el sótano.


      El centenario del nacimiento de Miller, el 17de octubre de 1915, ubicó su fama en el centro del mundo teatral de Nueva York. Una lectura del centenario tuvo lugar en el Lyceum Theater en Midtown el lunes. Pero en ningún sitio Miller está más vivo que en las calles de Brooklyn.


      Miller nació en Manhattan y de niño vivió en Harlem en un departamento espacioso con vista al Central Park. Su padre, Isidore, un judío proveniente de Polonia, tenía una tienda de ropa.


      En sus memorias de 1987, Miller describe la maravilla de mudarse entre las secciones de Midwood y Gravesend. Tenía 13 años. Su primer trabajo fue en una panadería local por US$4 a la semana. Miller gastaba US$12 de ese dinero en madera para construir un porch en la casa familiar.


      Su hermana visitó la casa hace 10 años y se emocionó de ver un peral crecido hasta la altura de la casa. “Amábamos a nuestros padres y ellos nos amaban.”


      Desde su “aldea tranquila y arbolada”, Miller miraba ir y venir los barcos en el puerto y observaba la diversidad del barrio. Trabajó de noche durante casi dos años en el Astillero de la Marina en Brooklyn, reparando barcos.
      En 1944, el dramaturgo se mudó a un dúplex, propiedad, casualmente, de los padres de Norman Mailer. Después de tener cierto éxito económico con sus obras, Miller, para entonces padre de dos hijos, Jane y Robert, compró una casa de cuatro pisos en 31 Grace Court en 1947. La muerte de un viajante, que muestra el último día de la fracasada vida de un hombre envejecido y frustrado, fue concebida y terminada en Grace Court.


      Mientras vivió allí, Miller daba largos paseos a pie por el Puente de Brooklyn y debajo de él, hasta las dársenas donde encontraba graffitis que decían: “Dove Pete Panto”, frase en italiano que quiere decir “¿Dónde está Pete Panto">