Hace rato que Amazon es mucho más que una librería infinita. Contra ninguna librería se unirían más de mil autores y eso ya pasó con Amazon: en 2011, un grupo dentro del que estaban Stephen King y Paul Auster dijo que las tácticas del gigante online los angustiaban. ¿Por qué? Porque cuando una editorial no se avino a sus estrategias comerciales -básicamente, bajar los precios- la sancionó retirando esos libros de la opción de "preventa", que permite ir calculando la tirada. Con eso, la editorial perdía millones de dólares.
Del otro lado, Amazon hacía una cuenta: si vendés mucho más a un precio más bajo, ganás más. Y punto.
Pero no se trataba sólo de vender libros: hace diez años la cada vez más grande plataforma digital empezó a ofrecer -para quienes escribieran en inglés- otro servicio: autoedición. Uno subía su escrito, ellos ponían unas plantillas que permitían darles forma de libro. Y hasta opciones de tapas. No muy lindas pero gratis: quien tuviera un amigo diseñador podía subir la suya también. Y más: la edición, en principio, era electrónica. Pero también se podían pedir impresos "on demand". No hacía falta imprimir mil: cualquiera puede encargar de a uno. Hace cinco años esto se hace también en castellano.
Muy tentador para quien quiera poner lo suyo al alcance de un mundo de lectores sin tener que convencer a ningún editor pero, desde ya, uno diría que no es lo mismo un libro que ha pasado por ojos expertos que uno que no.
¿Qué porcentaje de los libros que ofrece Amazon son autoeditados? No es un dato que pueda dar Carlos Lievano, un colombiano de 39 años que está a la cabeza del servicio de autoedición en español, aunque apunta: "De los cien más leídos en español, cuarenta son autopublicados". Lievano pasó por Buenos Aires para presentar la cuarta edición de un premio literario que organiza Amazon para autores autoeditados, cuyas bases pueden encontrarse en www.amazon.com/premioliterario. De paso, contó que el servicio -se llama KDP, por Kindle Direct Publishing- ya está en 180 países y de esos, la opción del libro impreso llegó a 80: si usted quiere pedir un libro desde la Argentina, se lo imprimirán en Estados Unidos y le saldrá más caro el envío que el ejemplar.
Lievano desafía la idea de que el libro electrónico está estancado: "Eso dicen los editores españoles, pero ponen sus libros a 9,5 euros, casi lo mismo que el de papel", argumenta. En cambio, recomendó el servicio de suscripción: se paga 9,99 dólares por mes -algo así como Netflix- y se accede a 1,5 millones de libros. Como un tenedor libre: calcule cuánto podrá leer por la entrada.
El método de selección del premio recuerda que en Amazon mandan los números. Los participantes deberán subir sus libros y ponerlos a la venta. Luego, se evaluará la "interacción con los lectores".¿Qué es la interacción">