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      “Nuestras manos abiertas para esas otras que buscan el rumbo perdido”

      “Nuestras manos abiertas para esas otras que buscan el rumbo perdido”Mariano Vior
      Redacción Clarín

      Probablemente te pasó con tus padres, con un hijo o tu pareja. Probablemente te ocurra. Hablo de la distancia que la persona, en ocasiones, inconscientemente busca, por no saber o no poder gestionar emociones que le generan determinadas circunstancias. Distancia que a veces se convierte en angustia, llanto, agresión de parte de quien se aparta, ante la sensación de no hallarse cómoda ni a la altura de la cotidianidad, en su entorno familiar o social. Se encuentra a disgusto con una faceta de su realidad, lo que le resta ánimo y bienestar. La situación puede incluso complicarse si, además de alejarse y aislarse en sí mismo, el ser humano da un paso más, huyendo ansiosamente. Huida que con desesperación se emprende en el tren de la adicción y el desenfreno, o el colectivo de la depresión y el pánico. Evasión que conlleva un abono vitalicio a sus problemas iniciales, los que resultarán caricias para su alma y juego de niños, de no bajarse definitivamente en la siguiente parada.

      Atónitos y expectantes, intentar torcer el rumbo de lo que acontece a un padre, un hijo o una pareja, no es cosa sencilla. Es asimismo parte de un proceso de aprendizaje para la persona que lo padece, pero incluso más profundo para los que desde afuera, quieren participar impotentes e imposibilitados de hacerlo. Cada vez que lo intentan son rechazados por quien es víctima del dolor, el sufrimiento, la incomprensión de su propio padecer. Y surgen mil preguntas: ¿qué puedo hacer?, ¿qué dejé de hacer? ¿qué ocurre?, ¿por qué a él o ella? ¿por qué a mí? Y relacionada con ¿por qué a mí?, surgen otras tantas: ¿qué debo aprender?, ¿a dónde estuve todo este tiempo?, ¿qué haré para participar y ayudar a quien amo?

      La única manera de no dañarse a sí mismo, para quien acompaña la existencia del doliente, deviene en primer lugar de la aceptación. Trabajo arduo el masticar e ingerir el siniestro acontecer, para acceder a la posibilidad de digerirlo y acompañar a quien se ahoga en las turbulentas aguas del desasosiego. Acompañar con la presencia y el amor incondicional. Que tenga la certeza absoluta que cada vez que estire sus manos, buscando elevarse y tomar una bocanada de aire para continuar su lucha hasta encontrar el rumbo perdido, esas manos se encontrarán siempre con las nuestras.

      Aldo Cristian Alí / [email protected]


      El saludo presidencial esquivo en el Día de la Patria

      Dejar con las manos extendidas a Jorge Macri y la vicepresidente Victoria Villarroel habla por sí mismo de los modales un tanto vulgares. En el Día de la Patria no es “él”, Javier Milei, el importante, sino lo que representa su investidura.

      Tal vez para sus acólitos fanáticos el exabrupto sea un buen gesto sin tener en cuenta que más allá de las ideologías el respeto es la regla social por excelencia, sobre todo en el Día de la Patria donde convergen las miradas del mundo, más atento a confrontar con el fin de estar en primera plana. Escuchando a sus funcionarios, la diputada Lilia Lemoine justificó cada uno de sus errores, lo que es peor en su tono infantil y jocoso como dándole entidad de travesura.

      García Cuerva le anticipó algo de lo que no quiere escuchar de los mandriles y econochantas, ya que no tolera -salvo a los periodistas adulones- las diferentes opiniones, para luego atribuirse una cita del Gral. De la República Romana Quinto Servilio Cepión que roma no paga traidores. ¿No es mucho, o es tanta la soberbia?

      Roberto Rubén Sánchez / [email protected]


      Habla por la migración de legisladores

      Los legisladores que migran de sus partidos políticos de origen a otros cometen una defraudación al desvanecer la confianza o la esperanza recibida por parte de sus electores, ya que le transmitieron un mandato para que cumplan con los lineamientos del partido político al que pertenecían.

      Con el mayor de los respetos, tales actitudes, tan en boga en estos tiempos, deben ser tenidas en cuenta en los próximos comicios.

      Roberto A. Meneghini / [email protected]


      Sobre El Jockey Club y la venta de la sede de Av. Alvear

      En relación a la elección de autoridades en el Jockey Club referida en la nota “Mañana se vota en el Jockey y niegan que se propongan vender la sede de la avenida Alvear”, publicada el 5 de mayo, me permito hacer dos comentarios. El primero en relación a la calificación que hiciera al referir que “le pasó el trapo” el candidato oficialista (Juan Mariano Villar Urquiza) al reformista (quien suscribe).

      El sistema de votación tuvo características de voto cantado, o más precisamente “contemplado” por socios de la lista oficialista quienes, junto al empleado del Club a cargo de la mesa electoral, observaban qué opción de boleta elegía e introducía en el sobre y la urna cada socio. Esto ejerce un fuerte control social que limita la calidad democrática de un proceso político electoral.

      Simultáneamente, el oficialismo se negó al pedido de cientos de socios que solicitaron se habiliten urnas para votar en la sede de San Isidro, donde hubiera participado una muy numerosa cantidad de socios que no fueron a la elección en la sede de Alvear. En total votó un 25% del padrón de socios.

      Con relación al supuesto reformismo, efectivamente buscamos oxigenar una conducción que lleva varios períodos sin renovarse, y proponemos que exista un plan estratégico y una gestión profesional, pero jamás planteamos la venta del inmueble de la sede Alvear.

      Miguel Ángel Martínez Beccar Varela / CANDIDATO A PRESIDENTE DEL JOCKEY CLUB POR LA LISTA JC SIGLO XXI.


      En Provincia, patentes exorbitantes y rutas rotas

      La indignación ciudadana escala año tras año a medida que suben los montos en concepto de patente automotor en la provincia de Buenos Aires. Es tal la locura de lo que se paga que se deambula entre el asombro, la consternación, el enojo y la irritación. Y otro dato desalentador. La contraprestación es prácticamente cero. Rutas en mal estado, asfalto desparejo, pozos, banquinas inexistentes y luces y líneas demarcatorias que brillan por su ausencia.

      Francamente, no entiendo cómo no se le cae la cara de vergüenza al organismo recaudador, al establecer alícuotas gigantescas contra prestaciones nulas.

      En USA, por ejemplo, los autos pagan una cuota anual de 25 dólares. En Argentina, son casi 500 dólares cada cuota de mi vehículo. Un verdadero despropósito que enarbola un combo difícil de digerir.

      Sebastián Perasso / [email protected]