El plan secreto de la SIDE contiene varios capítulos referidos a investigar a los actores estatales y civiles con capacidad tecnológica para “perturbar” a las políticas del Gobierno, a la sociedad y a toda la infraestructura digital crítica de la Argentina.
Clarín reveló ayer que el plan contiene “diez lineamientos estratégicos” y contó los capítulos referidos a las amenazas de ciberoperadores, anarquistas o mapuches radicalizados, además de la preocupación por los “actores estratégicos” que pueden desestabilizar el sistema bancario.
Como en la serie de Netflix “Día Cero” con Robert de Niro, el gobierno de Javier Milei tiene una enorme preocupación para las amenazas que puedan venir desde dentro y fuera del ciberespacio, según contaron a este diario dos fuentes que conocen el documento.
Mientras, el presidente de la comisión bicameral de seguimiento de los organismos de inteligencia, el senador radical, Martín Lousteau, intenta convocar para la semana que viene al titular de la SIDE, Sergio Neiffert para que explique el alcance del polémico documento.
Cuando asumió Neiffert, el año pasado, cambió la estructura del organismo y creó una Agencia Federal de Ciberseguridad (AFC) y puso al frente de ella a Ariel Waissbein. El presidente Javier Milei emitió un DNU para asignar 100 mil millones de pesos a la SIDE con vistas a los equipos para la AFC pero el Congreso derogó el decreto con el argumento de que la plata sería desviada al espionaje político o el financiamiento ilegal de la política. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, criticó a la oposición por haber dejado sin esos recursos a la AFC, aunque después hubo otras reasignaciones presupuestarias a favor de la SIDE.

Siempre según las fuentes, el organismo buscar reunir información para preservar elementos críticos del sistema de defensa y tecnológico de la Argentina, así como recursos naturales estratégicos como el hidrógeno verde.
Los espías se plantearon, entre sus objetivos, identificar, reunir y analizar información sobre actores locales y extranjeros que tengan tecnologías operativas digitales y evaluar las capacidades ciberdefensivas frente a las ciberamenazas.
De acuerdo a las fuentes, uno de los capítulos del plan secreto se dirigiría a reunir datos sobre actores estratégicos con equipos tecnológicos que podrían realizar operaciones para “perturbar la cohesión social y democrática e influir en la gestión política” del Gobierno.
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Incluso hablaría de actores que creen “narrativas de influencia” en Internet para actividades de desinformación.
El documento también podría énfasis en el dominio de las llamadas “tecnologías de frontera”. Están incluyen tecnologías digitales, como Internet de las cosas (IoT), blockchain, el metaverso, la inteligencia artificial (IA), incluyendo GenAI, el Big Data y la computación en la nube. Y tecnologías físicas, como la conducción autónoma, la impresión 3D y las innovaciones de hardware, entre otras, según explicaron fuentes del sector privado.
Como todas las agencias de inteligencia del mundo, la SIDE también observaría la evolución de la inversión en IA, proveniente tanto de actores estatales como privados, sobre todo en el contexto de la “guerra tecnológica” entre Estados Unidos y China focalizada en los chips producidos con nanotecnologías.
Incluso, en el plano internacional, se estudia, a los actores que con estas capacidades digitales podrían llegar a “alterar el equilibrio geopolítico global”.
En otro capítulo en cuanto a la inteligencia sobre el terrorismo en todas sus manifestaciones, se buscará poner la lupa sobre movimientos migratorios de sospechosos, alianzas internacionales, propaganda, reclutamiento , y falsificación de documentos.
Y al fenómeno del crimen organizado internacional se lo analiza ya como conductor del flujo de drogas ilegales para financiar el terrorismo, que es una de las nuevas amenazas sobre las que hace años advierte el Comando Sur de los EE.UU. Además, del crecimiento de una narcocultura en poblaciones de bajos recursos de América Latina.
La preocupación también se extienden al tráfico de armas, la existencia de redes de armeros clandestinos incluyendo la utilización de la impresión 3 D para la creación de armas de fuego.
De acuerdo a las fuentes, el crimen organizado también está buscando la transferencia de conocimiento cibernético, así como conectando grupos de hackers y proveedores de redes privadas virtuales VPN para tratar de ocultar el número de IP del dispositivo digital.
El poder del dinero del crimen organizado es tan grande que puede sobornar funcionarios de los tres poderes de la República y tratar de vulnerar la confidencialidad de sus comunicaciones y también alterarlas. En definitiva, un submundo de tráfico tecnologías cibernéticas que no solo pueden afectar a un Estado, sino también a empresas privadas, como en la serie "Día Cero" que describe como la caída de Internet produce un colapso en Estados Unidos.
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