Técnicamente la propina está prohibida para todos los trabajadores gastronómicos y hoteleros del país, conforme al artículo 11.11 del Convenio Colectivo de Trabajo 389/2004. Se sabe, sin embargo, que entre nosotros funciona como una yapa y es más una costumbre que un sentimiento.
Propina: ¿especie de regalo con porcentaje delimitado? ¿Limosna? ¿Un detalle para redondear un sueldo digno y ajeno? ¿Especie de karma? ¿Comisión por productividad?
“Estoy harto de que las propinas sean la forma en que se les paga a los camareros. Hay que prohibir las propinas, hacer que los restaurantes paguen un salario real como todos los demás trabajos”, dicen en el popular sitio de gastronomía Buena Morfa Social club.

En los Estados Unidos se está poniendo de moda el Ban Tipping, un movimiento que pide que prohíban la propina, buscando concientizar sobre un sueldo correcto que no debería necesitar que los comensales dejen una gratificación extra.
Pero la propina está, existe en este país, así que va siendo hora de reconocer que el argentino típico es amable, siempre lo fue y nunca dejará de serlo. Argentina: oasis de cordialidad que respeta con delicadeza las leyes nunca escritas del comer afuera.
¿No resulta suficientemente amable de nuestra parte elegir un restorán sobre otros? ¿No debería sonar tipo: ya te elegí, ya me trasladé, ya gasté, ya pagué y encima hay que dejar el 10%">Hernán Firpo quiere pensar que es un producto de su imaginación, sus dependencias y sus insomnios, pero no es más que un tipo que viene aprendiendo y obedeciendo desde hace tantos años que hasta le costaría reconocer un solo gesto propio. Se dedica al periodismo desde la década del '90. Pasó por un par de revistas hasta llegar a Clarín. Publicó algunas novelas sin ningún éxito. [email protected]
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