A los 14 años sabía que no tendría hijos. Que los pañales, las mamaderas y el sueño entrecortado no estaba entre sus planes. Hoy, 39 años después, a los 53 años, Carolina -prefiere mantener su nombre en reserva- no se arrepiente de aquella decisión en la que nunca se coló una mísera duda. “En aquel momento no me parecía un país para traer un chico al mundo. Corría el año 73 y el caldo de cultivo era bastante complejo. Era una época de estudiantes muy politizados -confía esta publicista con ojos azul infinito y muy atractiva-. Se hablaba de política en las casas, en la escuela, con el entorno. Teníamos compañeros que militaban y había una sensación de mucho terror; mucho miedo, aunque yo no participara en política. Se respiraba miedo. El clima estaba turbio y terminó como todos sabemos: con el golpe militar”.
Ese clima al que hace referencia Carolina dejó de percibirse hace 29 años, cuando se reestableció la democracia en Argentina. Aún así, ella no se replanteó la idea de ser mamá. “Yo no vine con el chip de la maternidad. No es que pueda decir que ese pensamiento tuvo una evolución. Miraba a mi alrededor y veía a las mujeres con chicos, pero a mí no me nacía eso de querer tener bebés. Nunca -agrega Carolina-. A los 18 años, para mí la palabra novio era claramente momentáneo. No había proyectos, siempre vivía el presente, por eso no me importaba si el muchacho era más grande, más chico o salía con alguien más. Salía con uno seis meses, con otro ocho, pero con ninguno pensaba en casarme. Recuerdo que uno de mis novios me preguntó: “¿por qué hablás tan despóticamente de cambiar pañales, si vos sabés que conmigo vas a lavar pañales">